viernes, 7 de enero de 2011

La Embajada es bien católica ¿y el Estado?

Uno de los blogs que más me gustan es la Embajada, o según su nombre verdadero: Embajador en el infierno. Me parece genial el estilo, la forma, la mirada y la gracia. Me resulta además muy divertido como presenta a la familia y, más en general, como viven familiarmente su catolicidad. Otra cuestión que admiro particularmente es correcta incorrección política, es como si de verdad hubiera nacido en una embajada (que a lo mejor nació… no tengo ni idea).

En fin, me parece un blog genial y valga esto como presentación del Blogroll.


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Hace unos días, a raíz de unas declaraciones del Kiko (que no es el del Chavo) se armó allí una discusión donde se hablaba de la catolicidad o no del estado, de la patria, del gobierno, etc.

La verdad es que no he estudiado estos temas y ni siquiera pienso mucho en ellos. Esto lo digo con total sinceridad para que se vea de dónde viene lo que se dice.

Allí comenté, y aquí lo sostengo (conciente de que es una idea que “juega” contra muchos intereses “de nuestro lado”), que no se puede hablar hoy de un “Estado católico”. El Estado de hoy me parece que no puede, y tampoco debe, llamarse católico. Todo esto tomando la noción de Estado actual, tanto de la filosofía política cuanto de la experiencia política actual. El Estado actual es un Estado Soberano, un Monstruo Gigante que pone condiciones y transforma realidades. El Estado Actual es el Gigante de pies diminutos de la Escritura. El Estado actual no es, como decían los maestros, un todo accidental sino un todo substancial.

En este contexto, el hablar de la catolicidad del Estado o luchar por el Estado Católico me parece que es darle de comer a la fiera. “El Estado decide que es Católico”. “El Estado decide que la ley positiva se debe fundar en la ley natural”. Si el Estado puede decidir una cosa puede, con el mismo derecho y razón, decidir lo otro. El Estado, a través de su Soberanía tiene su propia Voluntad (todo con Mayúsculas), y su Voluntad es Soberana aún cuando, en su infinita Bondad, reconozca otra Voluntad Superior.

Y el mismo engaña pichanga de siempre: las cosas son buenas porque el Estado las quiere o el Estado las quiere porque son buenas. Y siempre ahí. El Estado con sus tentáculos arrastra y decide sobre cada rincón de la vida, el pensamiento o incluso la espiritualidad del ser humano.

Y las constituciones actuales son papeles que hablan sobre algunas cosas que el Estado decide o no decide. Y si algo le queda de constituciones verdaderas (que cada vez lo pongo más en duda) eso sólo vale como simple tópico argumentativo sujeto, por supuesto, a tantas interpretaciones como malas ideologías necesiten de su uso.

Aquí es donde, luego de tantas derrotas y frustraciones, creo que los católicos (entre tantos otros) deben replantearse el tipo de combate que están dando. Porque la impresión es que, mientras juguemos con sus herramientas, mientras mantengamos a la bestia en pie, siempre vamos a perder. Hay luchas y debates que creo que hay que replantearse. En este marco ¿quiero que una constitución hable del derecho a la vida? Porque si permito la discusión, su tratamiento y su inclusión ¿cómo impido luego su discusión, su tratamiento y su exclusión? ¿No estamos mezclando cosas? Se pretende a veces usar el argumento de la mayoría “somos más los que estamos contra el aborto” “somos más los que estamos a favor de la familia”. Pongamos que somos ¿y si no lo fuéramos?


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Otra cuestión se plantea si tomamos la noción tradicional de “estado”. Y aún en ella creo que hay que ver y afinar con muchísimo cuidado el alcance y sentido de la expresión “catolicidad del estado”.

Para el que quiera acercarse a estas cuestiones de filosofía política y desentrañar las diferencias entre Estado, Patria y Nación (de acuerdo a lo que se discutía en la embajada) así como conocer una tradicional y verdadera noción de estado puede leer del Profesor Félix Adolfo Lamas:

Patria, Nación, Estado y Régimen en un texto didáctico para estudiantes de derecho constitucional (es decir, me parece que es más didáctico porque no está adaptado a estudiantes de filosofía o filosofía política).

Casi como un dato pintoresco, pueden acceder al mismo texto en su versión original (tiene algunos cambios y le faltan agregados) de 1982 con glosa y comentarios de Rafael Castella Santos en el blog: A casa de Sarto. En la versión original eran diversas editoriales de la Revista Moenia.

Glosando a Félix Lamas el Estado: parte 1, parte 2, parte 3.

Glosando a Félix Lamas la Nación: part1 y parte 2.

Glosando a Félix Lamas la Patria: parte única.

Como verán existe cualquier cantidad de información a sólo un click de distancia. Internet tiene muchas cosas malas ¡pero cuántas buenas!

Natalio