martes, 27 de abril de 2010

Lactancia eucarística


En su momento comenzamos y explicamos la idea a desarrollar con citas del libro "Dominus Est, Reflexiones de un obispo de Asia central sobre la Sagrada Comunión". De Mons. Athanasius Schneider.

Hoy sigo y voy eligiendo citas a mi antojo:

"El gran Papa Juan Pablo II en su última encíclica intitulada Ecclesia de Eucharistia, dejó a la Iglesia una ardiente admonición que suena como un verdadero testamento:


Debemos estar atentos con todo esmero en no atenuar alguna dimensión o exigencia de la Eucaristía. Así nos mostraremos verdaderamente conscientes de la grandeza de este don. [...] ¡No hay peligro de exagerar el cuidado que debemos a este misterio!" (n. 61)..."

"La palabra de Cristo que nos invita a acoger el reino de Dios como niños puede encontrar su ilustración, de modo muy sugestivo y bello, también en el gesto de recibir el Pan Eucarístico directamente en la boca y de rodillas. Este rito manifiesta en modo oportuno y feliz la actitud interior del niño que se deja nutrir, unida al gesto de humildad del centurión y al gesto de estupor adorante..."

"Es posible suponer que Cristo durante la Última Cena haya dado el pan a cada Apóstol directamente en la boca y no sólo a Judas Iscariote. Efectivamente existía una práctica tradicional en el ambiente de Medio Oriente en el tiempo de Jesús y que aún se conserva en nuestros días: el anfitrión nutre a sus huéspedes con su propia mano poniendo en su boca un pedazo simbólico de alimento.

"Otra consideración bíblica no las da el relato de la vocación del profeta Ezequiel. Ezequiel recibió la palabra de Dios, simbólicamente, directamente en la boca: "'Abre la boca y come lo que te presento'. Miré y vi una mano tendida hacia mí que tenía un rollo. [...] Yo abrí la boca y me hizo comer el rollo. Lo comí y fue para mi boca dulce como la miel"...

"Cristo nos nutre verdaderamente con su Cuerpo y su Sangre en la Sagrada Comunión, lo que en la edad patrística era comparado a la lactancia materna, como lo muestran estas sugestivas palabras de San Juan Crisóstomo:


Con este Misterio Eucarístico Cristo se une a cada fiel, y aquellos a los que ha
generado los nutre Él mismo sin confiarlos a nadie más. ¿No veis con qué impulso
los recién nacidos acercan sus labios al pecho materno? Pues bien, también
nosotros aproximémonos con tal ardor a esta Sagrada Mesa y al pecho de esta
bebida espiritual. ¡Es más, hagámoslo con un ardor mayor que el de los
lactantes!


"El gesto de una persona adulta que se arrodilla y abre su boca para dejarse nutrir como un niño, corresponde de manera feliz e impresionante a las admoniciones de los Padres de la Iglesia sobre la actitud que hay que tener durante la Sagrada Comunión, es decir: 'cum amore ac timore!'"

Natalio

jueves, 15 de abril de 2010

Al pan pan y a la Hostia Matzá


Hace un tiempo, para el Domingo de Ramos para más precisiones, el admirado Todoerabueno escribía en un post lo siguiente: "Pero volviendo a la sinceridad litúrgica. A mí me gusta que el pan que se va a consagrar parezca pan, y no una cartulina. Y me gusta que el vino parezca vino (de ese vino oscuro, espeso y dulce), y no ese agüita que se usa para no manchar los purificadores."

Me dejó pensando mucho en como la hostia no parece verdaderamente pan.

El tiempo pasó y llegó la Pascua que me encontró en la Abadía de Victoria en una misa celebrada por un obispo. Recordó allí la Pascua como la Fiesta de los panes ázimos y a Cristo como el pan de puro trigo.

Y ahí todo me vino a la cabeza con la ebullición del sentido del Pesaj, la Pascua, la Fiesta de los Panes Ázimos, el Bar Mitzva, Todoerabueno y varios más...

Dice el Éxodo: No me ofrecerás con levadura la sangre de mi víctima. (Ex. XXIII, 18).

La idea del Cordero Pascual inmolado e inmaculado se encuentra intimísimamente vinculado en el judaísmo con el Matzá (el pan ázimo). El Matzá se opone al Jametz que es todo alimento que tiene levadura. La levadura representa el ego, la ambición, el orgullo (por eso aquello de "cuidaos de la levadura de los fariseos") o, más amplio, toda inclinación al mal. El Matzá es el pan puro, sin mancha, inmaculado. Nadie puede pretender estar completamente libre de Jametz pero la fiesta de Pesaj es una fiesta en la cual se intenta despojar el alma de todo resto de levadura espiritual. Hostia, Víctima, Pan, Ofrecimiento se unen en una misma tradición.

Pero vamos a nuestra Eucaristía.

Cristo en la Última Cena celebra el Seder que es la cena con la cual se abre la semana de Pesaj.

Durante el Seder se pone sobre la mesa el cordero pero se come el Matzá (Pan sin levadura). Es decir, desde la tradición judía no cabe duda que Cristo insitituye la Eucaristía con Matzá. Es más, el Matzá utilizado en el Seder suele ser el de trigo puro (el cereal de mejor calidad). A diferencia del Matzá común (que por definición no puede tener el mínimo contacto con agua que podría hacerlo leudar y convertirlo en Jametz) el utilizado en el Seder es uno especial que está en contacto con el vino.

Que Cristo diga con el Matzá en la mano "esto es Mi Cuerpo", o este es el Cordero de Dios, o esta es la Víctima es la figura más normal y adecuada para el Seder como apertura del Pesaj. El texto bíblico de la fiesta es el citado: No me ofrecerás con levadura la sangre de mi víctima. (Ex. XXIII, 1).

Las figuras e interrelaciones entre Jametz (alimento leudado en alguna forma) y Matzá (alimento sin rastro de leudado) se tornan infinitas y con diferentes aplicaciones espirituales. La levadura, como las malas inclinaciones, actúa sola y se extiende por toda la masa mientras que el Matzá requiere de millones de cuidados (por ej. no amasarlo tanto que el calor haga leudar la masa, que el agua no toque el trigo, etc.).

Por eso la fiesta de la Pascua está precedida por una lucha encarnizada contra toda impureza del ego y del orgullo que se escondan en el corazón. El pesaj los debe encontrar blancos y sin contaminación alguna.

En este sentido la halajá (costumbre con fuerza de ley) prescribe que la noche anterior al comienzo del Pesaj se debe buscar meticulosamente, centímetro por centímetro, rastros de alimentos Jametz (migas de pan, galletitas, caramelos, etc.) por toda la casa. Incluso se esconden pequeños panes en rincones ocultos para que sean buscados y hallados por los integrantes de la familia. La idea es que del mismo modo en que se escudriña cada rincón de la casa se debe buscar y escarbar en cada rincón del corazón buscando restos del Jametz del amor propio, del orgullo, etc.

Cuando en mi primera Comunión me levantaba para ir a recibirla mi madre susurró en mi oído una oración que repito todavía en cada paso hacia Cristo: María llama de amor prepara mi corazón para recibir a Jesús. Y al caminar rezando la veo a la Madre escondiendo restos de Jametz, como las madres judías antes del Pesaj, fregando hasta el hartazgo cada centímetro. La veo presurosa trabajando en el desastre cual ama de casa ante la inminencia de una visita importante.

Y es que el que espera es el Pesaj, la Hostia inmaculada, la Víctima inmaculada, el Matzá más sagrado, el Cordero Pascual, el Rey, el Puro.

En Cristo no hay Jametz, es puro trigo del mejor.

Es pan y no es pan, es Matzá.

Natalio