lunes, 22 de diciembre de 2008

Navidad con Li Jie y Paganini




Este es el regalo de navidad para todos mis lectores.

Se trata de Li Jie, a los 14 años de edad, tocando el capricho nº 24 de Paganini.

Ya les conté que me encanta la música y, en particular, la guitarra y los buenos guitarristas.

Lo que puede sonar medio extraño, en un blog que viene tomando desde hace un tiempo un tinte religioso, es un regalo navideño tan, pero tan profano.

El regalo consiste más que nada, en una suma de elementos simbólicos que se reunieron, casi de casualidad, en el mismo video.

Vamos a explicar algunos y otros quedarán a la vista sólo de algún lector perspicaz.

Li Jie es considerada hoy una de las mejores guitarristas del mundo. Es una joven china con un don más que evidente. Se ha convertido en una suerte de emblema artístico de la China comunista y del conservatorio de Beijing en particular.

Es decir, es un símbolo comunista del arte, un fruto puro del comunismo más puro (según ellos).

Paganini (el autor) es un músico genial reconocido como tal por todo el mundo. Quizás haya sido el violinista más virtuoso de todos los tiempos.

Ahora, se lo suele llamar "el violinista del diablo". Su figura era tan rara y su virtuosismo tan grande (podía tocar con una sola cuerda) que despertaba grandes conmociones. Se le atribuyen pactos con el demonio o se lo beatifica. Lo cierto es que parece que al pobre, por los dichos de su pacto diabólico para algunos o por haberse negado a recibir la extremaunción para otros, el obispo le negó la sepultura católica (lo sepultaron varios años después) y eso alimentó el mito.

¿Y entonces? ¿Por qué el regalo navideño es la obra profana de un diabólico violinista interpretada por una de las mayores exponentes de uno de los comunismos más anticatólicos?

Porque es bello.

Y una idea que quiero transmitir en el blog es que lo bueno, lo verdadero y lo bello son coextensivos. Que lo bello, en tanto bello, es verdadero y bueno. Y en tanto Dios es la suma Bondad, la suma Belleza y la suma Verdad, todo lo bueno, verdadero y bello nos acerca un poquito más a Él.

Ya charlamos sobre este punto al hablar sobre el tema del mal y, específicamente, en el primero de los post respectivos. Se trata de la doctrina de "los universales" o "los trascendentales".

En nuestro caso, se trata de una obra bellísima interpretada de un modo acorde con su esencia, es decir, con virtuosismo.

El que la obra esté tocada en guitarra (y no en violín) obedece a un cariño especial que tengo por dicho instrumento.

Con relación a la obra debo decir que admiro profundamente la obra de Paganini. En general me gustan mucho las obras creadas para resaltar el virtuosismo del ejecutante (en el caso, él mismo). En particular, me parece exquisito el novedoso enfoque musical que aportó tanto a sus obras como a sus influencias (Lizt, por ejemplo).

Respecto de la interpretación, se la suele acusar de excelencia técnica pero falta de sentimiento. Se dice, "es como cargar a un robot con lo mejor de la técnica y obtendrás el mismo resultado". No estoy de acuerdo.

Li Jie tenía en esa época entre 13 y 15 años (por eso puse 14 al comienzo) pero la realidad es que la ejecución es propia de un niño. Es decir, la interpretación destila cierta inocencia de apego a la técnica y eso, justamente, la hace única. Si buscan por el Youtube podrán encontrar versiones más actuales de la misma obra por la misma intérprete. Verán que se parecen pero les falta un aura distinta que poseía sólo en aquella época, algo cambió. Lo mismo ocurre cuando escuchamos coros de niños (hablo de coros en serio), la belleza no se encuentra sólo en esa voz única sino que hay "un modo" de ejecución.

Pero lo verdaderamente raro y novedoso en el caso de Li Jie es encontrar a alguien que a tan corta edad haya alcanzado tamaño desarrollo técnico (lo que impide encontrar casos similares en guitarra, canto o cualquier otro instrumento). Generalmente la maduración de la técnica se logra con la maduración personal.

En definitiva, retomando el asunto de lo "profano" y las "maldades" particulares que pueda tener la obra, la realidad es que lo bello nos conduce a Dios. Y si las cosas son usadas para el mal, o fueron hechas para el mal..... pues bien, no es la primera vez que Dios saca flores del estiércol, bien del mal, verdad de la mentira, redención de la muerte, etc.

En palabras de Tribilín (que me sorprendió por su profundidad teológica en una película que veía la gordita): "todo reloj, por más descompuesto que esté, siempre acierta por lo menos dos veces al día".

Les deseo una feliz y santa navidad.

Natalio

Pd: Les dejo mi frase navideña preferida (condensa toda una espiritualidad) de los salmos: la Misericordia y la Paz se encuentran, La Justicia y la Paz se besan (Salmo 84, 11).

Pd1: Como regalo "sacro" de navidad les dejo una hermosa perla de Ignis Ardens.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Humilde secularismo


En el post anterior sobre el tema del sacerdocio (lectura requerida para entender el sentido del presente) dejamos la cuestión desde la perspectiva del fiel, del laico.

Hoy nos toca ver el mismo problema pero desde otra perspectiva, la del sacerdote. Es decir, habiendo dicho que hay un hombre que hace de "supositum" de dignidades divinas, suelen plantearse extremos viciosos: que el hombre se olvide de su dignidad, o que la dignidad le haga olvidar su humanidad.

Estos dos extremos se corresponden con los mismos analizados respecto de los fieles.

Existe la posibilidad de que el sacerdote se crea una deidad por ser administrador de cosas divinas, exigiendo tratos, bienes y otras cosas temporales; queriendo mandar e imponer en todo; creyéndose por encima de todo y de todos, etc.

Y existe también la posibilidad que la dignidad le resulte "incómoda"; que quiera ser uno más; que no quiera sobresalir en nada; que no quiera ningún trato preferencial en nada; que no quiera ser, vestir o parecer diferente al laico.

Las dos puntas están un tanto estereotipadas y resulta complicado encontrar algún espécimen puro en uno u otro sentido. Han habido sí, épocas donde una de las posiciones reinaban: la primera tuvo su auge en tiempos pasados de la historia de la Iglesia, la segunda la tuvo unos años después del Concilio y le dura un poco. El hecho de que el Concilio sirviera de puerta a una secularización no es tampoco casual; existía un movimiento que, como contraposición y corrección del extremo opuesto, bandeó demasiado la cuestión.

En cualquier caso, repito, cuestiones relativas a uno u otro extremo suelen aparecer entreveradas en un mismo y único personaje (en muchos casos con la mejor intención) poniendo de manifiesto que, en definitiva, no son tan diferentes.

Ambos tienen un común denominador (más o menos conciente): la soberbia. En unos porque pretenden ser aquello que sólo administran. En otros porque se creen dueños de aquello que administran y consideran que pueden disponer de ello a su antojo. No lo digo tampoco como un juicio tajante y definitivo sobre la conducta de nadie, simplemente creo encontrar ese problema (conciente, inconsciente, más sutil, menos sutil, etc) en el fondo de la cuestión.

Como la secularización es el defecto dominante de estos tiempos (se puede ver la carta que citamos en el post anterior o constantes referencias del actual y gran Papa) vamos a entrarle sólo a ella, aunque ello no implica desconocer lo pernicioso del defecto contrario.

De todos modos, tampoco me voy a adentrar en toda la profundidad de la cuestión del secularismo ni en sus representaciones más burdas o exageradas. Ellas han sido y son adecuadamente combatidas por documentos de la Iglesia de todos los colores.

Simplemente quiero mostrar pequeñas pinceladas de soberbio secularismo arropado con mantas de humildad y sencillez (estos suelen ser los casos menos concientes y de mejor "buena voluntad").

Al terminar el ofertorio y justo antes del comienzo del canon, aparece en el misal la siguiente fórmula: Orad, hermanos, para que este sacrificio, mío y vuestro, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso. Mientras que los fieles responden "el Señor reciba de TUS MANOS este sacrificio....". Ocurre que hay varios curas que se sienten muy maleducados al decir primero "mío" y después "vuestro" (o de ustedes en mi parroquia) y lo invierten: "de ustedes y mío". Otros, quizás concientes de las discusiones armadas al respecto, modifican el misal quitando el mío, vuestro o "de ustedes" para decir sin más: "este sacrificio que es nuestro" o, directamente: "para que nuestro sacrificio".

En cualquier caso, por una falsa humildad, se está modificando toda una estantería teológica. Es un tema muy largo que se encuentra íntimamente emparentado con el del "sacerdocio universal de los fieles" (que ya mencionamos pero que lo abordaremos nuevamente para aclarar algunos puntos que quedaron sueltos). En definitiva la cuestión se reduce a la siguiente: el sacrificio "propiamente" es sólo de Cristo y, por ende, sólo del sacerdote que celebra en la persona de Cristo; por extensión es también nuestro, pero "secundariamente" en tanto nos unimos al sacrificio de Cristo y nos beneficiamos con sus méritos. Volveremos a este problema al profundizar el sacerdocio de los fieles pero baste mencionar que es un tema que se discutió muchísimo en los alrededores del concilio y en el que hasta muchos de los más reformistas hacían hincapié en la importancia de la diferencia.

Volviendo al post; "humildemente" se cree con facultades de modificar a su antojo el misal, abajar el sacrificio de cristo, desfigurar el sentido de la misa, etc.....

Cuestión similar ocurre con la distribución de la Santa Eucaristía. Son muchas las cuestiones y abusos que se ven a diario en este tema y, seguramente por eso, es tratado con mucha insistencia por este Papa y por el anterior (aunque no se los lea ni obedezca). Pero vamos a "lo normal". Por muchos factores son cada vez más los llamados "ministros extraordinarios de la Eucaristía". Dejando de lado, de nuevo, abusos, deformaciones y malformaciones, es habitual que la Comunión se reparta por un sacerdote y varios ministros. Ahora, son muchos los sacerdotes que en dicho momento, hacen un profundo gesto de humildad: se van a entregar la comunión a cualquier costado dejando el pasillo central para los "ministros". Es una forma de decir: "somos todos iguales".

La liturgia tiene una función pastoral (aunque no sea la única ni la principal) y cada gesto, rito o símbolo debe educar a los fieles. En el caso, se le debe mostrar al fiel que EL MINISTRO de la Eucaristía es el sacerdote. A él se le encomienda la función de administrar y entregarnos la cosas divinas. Por razones de necesidad y fuerza mayor se puede recurrir "otros" ministros que no sean sacerdotes. Ahora esta diferencia jerárquica debe ser "mostrada" a los fieles mediante pequeños gestos, uno de ellos es ubicarse donde siempre y principalmente se entrega la Eucaristía. Lo mismo ocurre cuando el sacerdote, en lugar de entregar él los copones deja que los tomen directamente del altar los "ministros". Son pequeños gestos, pavadas si se quiere, pero tienen un efecto disolvente sobre la pastoral y educación de los fieles.

Volviendo al post; "humildemente" se equipara la función sacerdotal a la de "otros ministros", se desfigura la "figura" de Cristo repartiendo "Su" Cuerpo, etc.....

Se ha tornado demasiado largo. Por eso no abordaremos otras pinceladas de lo mismo, como pueden ser: exigir el tuteo (no critico el tuteo al sacerdote, sino la "exigencia de"), no querer usar "vestimenta eclesiástica" (pueden ver mi opinión en los comentarios a un post), impedir que les besen las manos, impedir que se arrodille el fiel para confesarse, etc....

En todos los casos se observa que bajo el lema de la humildad se desprecian, prohíben o dejan de lado pequeños gestos (o no tanto) que indican la dignidad y excelencia de la función. Bajo el lema de la humildad se dispone como propio algo que les es ajeno: la dignidad sacerdotal de Cristo.


Natalio

Pd: Esperemos cambiar la perspectiva medio crítica que tiñó los últimos post.

martes, 9 de diciembre de 2008

Liturgia Fubolera


El domingo estuve en misa en el Seminario de la Fraternidad San Pío X en La Reja (después de mucho tiempo sin asistir) y el lunes (día de la Inmaculada) volví a mi parroquia habitual.

Ya hemos hablado aquí de liturgia y lo seguiremos haciendo.

Pero antes de adentrarnos en el tema del post, algunas alusiones concretas a las misas.

Los que me conocen saben, los que leen el blog intuyen y a los que no les cuento: no soy lefebvrista ni muchísimo menos. Valoro muchísimo a Mons. Lefebvre a quien considero, más allá de su concreto pifie, un verdadero hombre santo que supo luchar contra muchas miserias humanas de la Iglesia por un lado y con morbosos sedevacantistas por otro que lo hostigaban día y noche (y en definitiva generaron su desobediencia objetiva). Ahora, los lefebvristas son cosa muy distinta y, sin querer generalizar (porque, de verdad, no se puede), hay un aire que me resulta difícil de respirar.

No obstante ello debo decir que las dos misas "solemnes" a las que asistí no se parecían en nada, no se percibe ninguna continuidad y, hay que admitirlo, cuesta creer que estén "haciendo" lo mismo (no pasa lo mismo en las misas diarias donde el "show" no es tanto y se percibe claramente la línea litúrgica entre las dos). Aclaro que lo que las hace tan diferentes son más abusos y extralimitaciones que la liturgia misma pero, en definitiva, ellas son resultado de la elasticidad del rito. Pero bueno, para eso está la Fe y la Iglesia. Cristo se "anonadó" de su condición divina y sigue haciéndolo (o, mejor, lo siguen haciendo anonadarse los que juegan a su antojo con el misal).

Percibí también la importancia de la conservación de la misa por Lefebvre, la Fraternidad y todos los "eclesiadeisistas". Es decir, cuando uno asiste a las misas "motupropistas" de Buenos Aires (no así en otros lugares donde las celebran sacerdotes que nunca dejaron de hacerlo) se encuentra con cierta artificialidad del rito (aunque exista muy buena voluntad) por falta de conocimiento pero, en especial, por falta de connaturalidad con él. Los que siempre la celebraron y la conservan lo hacen con una belleza completamente diferente.

También es una pena que la Fraternidad celebre un rito distinto al que juraron (que incluía las modificaciones de Juan XXIII). Si bien hay algunas cuestiones y modificaciones de segunda importancia hay otras que eran necesarias. En ese sentido el segundo "confiteor" (que tenía un sentido específico con el catecumenado) me resulta ridículo, la conserva por la conserva.

Pero vamos al punto.

En la misa del domingo entendí (antes no podía comprenderlo por parte de un sacerdote, quizás porque conozco de chico el rito "tridentino") la incomprensión y la sensación de lejanía que esa Misa le generó a "Todo era bueno" (un blog que sigo siempre con interés aunque a veces con diferencias) en un post sobre "la misa tradicional" y sus comentarios.

Se trata, efectivamente, de algo lejano e inaccesible para alguien que se acerca sin preparación, para el curioso, para el novato, para el apático, etc. Pero ¿no resulta lejano e inaccesible a la razón que un Dios acepte anonadarse en un trozo de pan porque un hombre dijo ciertas palabras?

No niego que la Iglesia atravesara, desde antes del concilio, cierto distanciamiento de los fieles en varias cuestiones. Ahora, no creo que se trate sólo de una cuestión de rito (lo sustancial de la misa) y de apertura total.

El Misterio es Misterio y si lo quieren hacer entender lo único que logran es desentender a los demás.

El Misterio está ahí, siempre presente para quien se quiera acercar, y cada uno lo hace en la medida de sus posibilidades o intereses.

Eso me recordó a otro post, de otro blog (que también leo frecuentemente), de otro sacerdote donde unió (por un asunto pastoral) el tema religioso con el futbolístico.

Ese post me sirvió para pensar lo "litúrgico" del fútbol.

En los comentarios decía que, en ese rubro, me sorprendía el reemplazo medio burdo que se daba en mucha gente del antiguo domingo religioso por el domingo deportivo.

El domingo es el día del fútbol (o del automovilismo, vale igual o más). Toda la semana se espera el partido del domingo. Se discute quién y cómo jugarán. Se hacen declaraciones, se estudian formaciones, se escucha a "los doctores del fútbol", etc.

El domingo es "el día". Juntarse con la banda para ir al partido (el fútbol es algo comunitario) y se va, con banderas, gorros y otros estandartes, en procesión hasta el templo.

Una vez en la cancha todo es nervio y ansiedad hasta que aparece el sacerdote (perdón, el equipo) y la liturgia comienza.

Si el lector ha estado en una cancha de fútbol sabrá que (salvo las plateas más bajas) poco se distinguen los jugadores desde la tribuna. Ahora ¿es necesario? No, en absoluto. Todos saben quién es quién en cada rincón de la cancha, no necesitan que les indiquen la formación porque ya la conocen, saben incluso, la formación del equipo contrario. Es más, le conocen los problemas familiares a los 23 tipos que están en la cancha.

Pero hay más. Si miran cualquier partido verán que hay algunos pobres tipos que se pasan el partido debajo de una bandera sin ver nada u otros que se mantienen de espaldas al partido para incentivar el aliento. Es decir, no ven el partido pero están porque deben cumplir una función. No saben lo que pasa pero les cuentan, algo ocurre y ellos cumplen su función.

¿Y por qué todo esto? Porque verdaderamente les interesa. Porque el fútbol (y su equipo en particular) es la razón de su existencia. Porque el tiempo gira en función de esas dos horas. Porque para eso adoctrinan y le enseñan a sus niños, etc.

Lo mismo pasa con el Misterio. Al que le interesa se acerca y se acerca en la medida de su interés. Si se acercan a las misas según el rito extraordinario verán montones de gente que apenas saben leer con sus mantillas y misales. Verán a muchos con cara de serios que no entienden mucho que pasa pero saben "que algo está pasando". Verán a muchos que estudian latín para adentrarse un poco más en el misterio.

Por el contrario veo gente en mi parroquia que está tan familiarizada con todo que no le resulta extraordinario que su Dios esté presente en un pedazo de pan y un poco de vino.

No quiero absolutizar en un sentido ni en otro ni, mucho menos, pretendo denostar la liturgia del rito ordinario. Lo único que quiero señalar es que es un mito lo de la ajenidad y lejanía del rito extraordinario.

Lo ajeno, lejano e incomprensible es el misterio que se celebra. Y cada uno se acerca y participa (en el rito ordinario o extraordinario) según su interés.



Natalio



martes, 25 de noviembre de 2008

Una mujer al sacerdocio



El viernes pasado bautizamos, pronta y discretamente, a María del Pilar.

Otro día hablaremos de la falta de disposición de muchos ministros para administrar bienes ajenos (los sacramentos). A Dios gracias uno puede sortear dificultades con buenos y fieles amigos sacerdotes, pero no deja de preocuparme mucho el tema.

Pero el asunto hoy viene por otro lado.

Antes de iniciar cada rito el amigo fraile daba alguna pequeña descripción y explicación de lo que acontecería.

Al momento de la unción con el santo Crisma explicó que era la unción propia de los sacerdotes. Uno se integra con Cristo, el Ungido y Sacerdote.

En algún modo, a partir de ese sagrado momento, María del Pilar se convirtió en sacerdote, sacerdotisa católica. Al pensar en esto se me vinieron a la mente dos discusiones paralelas que sostuve en los comentarios de dos post: uno más tangencial y el otro más cercano al problema.

Se trata de la doctrina católica relativa al "sacerdocio universal de los fieles" que implica el sacerdocio de todos los bautizados.

Ahora bien, el hablar de "sacerdocio" para los fieles bautizados que no han recibido el sacramento del orden no implica que sean la misma cosa, dentro de la cual existen grados o plenitudes. Es decir, el consagrado mediante el sacramento del orden no es "sacerdote" en el mismo sentido que cualquier bautizado. Se trata de sacerdocios diferentes en esencia no en el grado o la plenitud (aunque se ordenan recíprocamente).

Para la diferencia entre ambos remito al catecismo y a los documentos del Concilio (como para mostrar el extremo que más insistió con diversos fundamentos teológicos en el sacerdocio universal). En cualquier caso, lo que recomiendo más enfáticamente es la lectura de la carta a los sacerdotes del Jueves Santo de 1979. Es una hermosura cuya lectura recomiendo (aunque tiene algunos puntos no del todo afines conmigo), especialmente, a los sacerdotes.

En cualquier caso, respecto a la cuestión particular, también pueden ver mi opinión en los comentarios a dicho post del Wanderer.

Pero lo que pensaba luego es en lo poco que se medita sobre el sacerdocio.

Creo que influyen cuestiones de diversa índole.

Por un lado, aquellos con una visión que podríamos llamar "clerical". "El padre dice", "el padre hace", "el padre acostumbra", etc. El "padre" es convertido en una suerte de tótem viviente, un oráculo actuante. Es el clericalismo militante.

Por otro, aquellos que como reacción a lo anterior se pasan para el otro lado. "El cura el lo mismo que nosotros", "se creen que el cura es una especie de ángel", "el cura peca como cualquiera, de hecho pecan más", "los curas son todos pedófilos", "los que usan sotana son los peores porque la usan para ocultar sus pecados", etc. El cura es un tipo como cualquiera, que no requiere ningún respeto particular que, si lo apurás, resulta más pecador que cualquiera ("y.....viste, con la vida que les hacen llevar que querés...., la culpa la tiene la iglesia"). En definitiva, un anticlericalismo radical.

Evidentemente hay grados y exageraciones en los dos extremos pero sirven para graficar una serie infinita de posiciones que se mueven dentro del gran péndulo que es la Iglesia terrena y sus hombres.

Dado que se dicen tantas cosas vamos a preguntarnos: ¿qué es el sacerdote?

Uno hombre, ni más ni menos. Santo, bueno, más o menos, regular o pecador. Con alegrías, tristezas, sueños y decepciones. Con vicios, virtudes, actos heroicos y pecados. Con risas y llantos, miserias y grandezas. En definitiva, un hombre. Como ud., como yo, como cualquiera. Cualquier virtud o pecado que ud. tenga no debe sorprenderle encontrarla en un sacerdote.

Ahora, ese hombre recibió un sacramento que "imprime carácter", se grava a fuego en su alma.

¿Eso lo hace un superhombre, un ángel, un santo? No.

El sacramento le otorga una misión, una función, un estado: lo constituye en administrador de las cosas divinas y, si me apuran, se puede decir que en algún sentido son también administradores de la divinidad en tanto naturaleza (II Pedro 1, 4).

Aquí es donde se diferencia en esencia del "sacerdocio universal", donde la palabra adquiere otro sentido (en rigor, el propio aunque no sea el sentido más antiguo de "sacer" "do").

Esto es lo que hace que sean los únicos que, plenamente y en rigor, ocupan el lugar de Cristo. Cuando el sacerdote consagra no dice "este es el Cuerpo de Cristo" sino que dice, en primera persona: "Este es MI Cuerpo". Cuando absuelve no dice "Cristo te perdona", dice "YO te absuelvo".

A este fin se le otorgan, además, gracias particulares o gracias de estado que lo "ayudan" (sólo eso) a cumplir con lo suyo.

¿Y entonces?

Entonces como hombres hay que entender que tienen problemas, virtudes y defectos como cualquier otro. Seguramente están más solos, más maltratados, más incómodos con el mundo. Seguramente necesiten más de tu ayuda que otros "próximos". Sufren tanto a los clericales que los agobian como a los anticlericales que los maltratan, y en el medio quedan solos.

Como hombres merecen que se les pague por su trabajo y que se atiendan sus necesidades. Esto está en el Evangelio, en San Pablo y en todos lados pero nadie lo mira. Los judíos hacen un contrato con su rabino donde estipulan paga y condición de vida (es otra cosa muy distinta como para analizar otro día, sólo lo cito por el tema del sustento). Nosotros, si se nos cae una moneda en la "canastita", nos sentimos los más magnánimos del mundo. "Ayudar al mantenimiento de la Iglesia" y sus ministros es un precepto muy olvidado que, además (y esto es lo más importante), es un deber de justicia no de caridad.

Como sacerdotes (en cuanto dignidad) merecen todo nuestro respeto y atención. Cuando uno hace honores a un rey no lo hace a "la persona" del rey sino a la corona que representa. El hombre o la persona es nada más que un soporte o "supositum" en el cual brilla la dignidad de las cosas santas que administra. El sacerdote más pecador, en cuanto sacerdote, sigue mereciendo todo nuestro respeto en cuanto a su dignidad indeleble.

¿Nada más? Sí, hay algo más.

En primer lugar, a ellos les dijo Cristo: "el que a ustedes los recibe a mí me recibe, al que a ustedes rechaza a mí me rechaza". Digo, me parece que tienen coronita con The Boss, yo me andaría con cuidado.

Como se volvió demasiado largo dejaremos aquí la cuestión, con su perfil "más clerical" si se quiere.

Pero volveremos en breve a tratar el problema desde la otra perspectiva, es decir, la del sacerdote.

Recuerdo por último que estas son sólo ideas de alguien que busca, no pretenden enseñar ni dogmatizar. Sólo compartir caminos recorridos.

Natalio


Pd: Mientras tanto, me deleito contemplando las almitas impecables de mis dos sacerdotisas domésticas.



lunes, 17 de noviembre de 2008

Deo gratias


Y a la hermosa Madre del Cielo que veló por sus hijos.

Y a la hermosa Madre terrena que tuvo que enfrentar el parto.

Justamente ayer pensaba en estas cosas al escuchar las lecturas de la misa del domingo. Después de varios días sin misas ni lecturas el reencuentro se produjo con verdaderas perlas.

En la primera lectura, del libro de los proverbios, apareció esto:

"¿Quién hallará una mujer fuerte? De mayor estima es que todas las preciosidades traídas de lejos y de los últimos términos del mundo.

En ella pone su confianza el corazón de su marido;...

Ella le acarrea el bien todos los días de su vida, y nunca el mal."

En el salmo escuché un frase que tengo siempre gravada en mi memoria:

"Tu esposa será como una vid fecunda en el seno de tu hogar; tus hijos, como retoños de olivo alrededor de tu mesa.

¡Así será bendecido el hombre que teme al Señor! "

Esto último, en su otra versión, "la bendición que da el Señor son los hijos", era lo que meditaba en la clínica con la beba en brazos durante las obligadas veladas nocturnas.

Y en la segunda lectura, sin mucha relación con el tema en su sentido, se leyó:

"Cuando la gente afirme que hay paz y seguridad, la destrucción caerá sobre ellos repentinamente, como los dolores de parto sobre una mujer embarazada, y nadie podrá escapar."

Esta lectura me recordó un asunto que siempre me llamó muchísimo la atención en toda la Biblia y, en particular, en el Nuevo Testamento. Los dolores de parto como signo de algo terrible y como signo de algo imprevisible e inminente en una mujer embarazada.

En particular, el asunto del parto como dolor en toda la revelación, siempre me remitió mentalmente a la vida por la muerte, la alegría mediante el dolor, etc. En definitiva, a la idea de la redención mediante la cruz y al problema del dolor en los planes inescrutables del Creador.

Cada arista mencionada es un tema enorme para tratar por separado, ya volveremos.

Mientras tanto, again, Deo gratias.

Natalio

Pd: Mención especial para Milkus que, superando las fronteras virtuales, se arrimó hasta la clínica con regalo y todo.

martes, 4 de noviembre de 2008

La Piedra Angular



Los judíos terminaron (hace dos semanas) en la fiesta de Sucot (de la cual hablé en su momento) con la lectura anual de la Torá. Llegan hasta el último punto del Deuteronomio y empiezan de nuevo (girando todo el rollo) por Génesis 1, en la primera Parasha que se llama, justamente, Bereshit (Génesis).

En la tradición jasídica se entienden comprendidos, en ese sábado, todos los demás y en ese trozo de la Torá (Génesis 1: el relato de la creación, la caída de Adán y Eva, etc.) todas las demás lecturas de la revelación.

En la Midrash (comentarios exegéticos a la Torá) se encuentra una idea antiquísima: Dios crea al mundo mirando la Torá. Es decir, se dice que antes de crear el mundo (se habla de 2.000 años antes) Dios crea la Torá la cual le sirve de "mapa" o "plano" para crear al mundo.

Esta idea es el fundamento último también de las ideas cabalíticas y gnósticas que entienden que en la revelación se encuentran todas las soluciones a cualquier problema o encrucijada que surja en el mundo. Si la Torá es el plano de toda la realidad física y espiritual debemos acudir a la Escritura en busca de respuestas. Éste es, generalmente para este tipo de tendencias, el nivel más alto de codificación de la revelación sólo apto para iniciados. Más allá de alguna realidad que pueda tener la idea siempre me resultó curioso que "lo más elevado" es, en rigor, lo más bajo. Si la revelación me enseña grandes secretos de la ciencia o la medicina poco me importan en comparación con lo otro que me enseña: los secretos de Dios. Aclaro de nuevo, no es que considere que no es importante (si realmente fuera así), simplemente me parece que no es lo "más elevado" que puede mostrame la revelación.

En cualquier caso, retomando el hilo, lo importante es la idea: Dios crea al mundo y al hombre a través de la Torá. Por esta razón los judíos buscan a Dios mediante el cumplimiento riguroso de la Torá, ése es el mapa que los conduce al Padre.

En este contexto aparece Cristo en el mundo y se ubica como reemplazo, fin y plenificación de la Torá. Dice: el nuevo mapa soy Yo, Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Ya no justifica la Torá, justifico Yo. Ya no sigan a la Torá siganme a mí (que no modifico ni una coma de la Torá).

Esta es la clave para entender infinidad de cosas que van desde el sentido de Justicia y justificación en Cristo o en la Torá (todo San Pablo) hasta la problemática relativa al modo de supervivencia de toda la "Antigua Alianza" en la Nueva que empieza con la disputa de Pedro y Pablo en el primer concilio y continúa, transformada, hasta nuestros días.

Hoy me voy a limitar -habiendo señalado el camino del que se desprenden infinidad de senderos (algunos de los cuales retomaremos otro día)- a una aplicación que tiene que ver, justamente, con la parasha Bereshit.

Cuando San Juan inicia su evangelio con las palabras "En el principio" (Génesis, Bereshit) no se trata de una casualidad, está reescribiendo (en su dimensión plena) la creación del mundo. "...era el Verbo (Logos)". Juan reemplaza la antigua idea de Torá como Logos por Cristo y por eso dice "Por Él fueron hechas todas las cosas: y sin Él no se ha hecho cosa alguna de cuantas han sido hechas".

¿Por qué los judíos, que tienen tantos elementos al alcance, no pueden ver tanta evidencia? Porque "están sumergidos en la incredulidad para dar lugar a la misericordia que vosotros habéis alcanzado, a fin de que a su tiempo consigan ellos también misericordia". (Rom. 11, 31)

Un misterio eterno que, aunque le vengo pasando cerca desde hace un tiempo, no me animo a afrontar todavía.

Sin embargo, algunos como Neusner o Buber tuvieron la oportunidad de verlo con alguna claridad. ¿Y qué pasó? Les faltó la dimensión social del mesianismo que esperaban, el mundo no se transformó en paz y amor después de la venida de Cristo.

¿No es raro que viéndolo tan claramente no lo hayan entendido? No, el Evangelio de hoy lo explica (y explica también Rom. 11, 31): los invitados en primer lugar tenían cosas temporales que atender y, gracias a que ellos no quisieron ir, nos invitaron a nosotros.


Natalio



martes, 21 de octubre de 2008

Añadidura y providencia


En estos días culmina, para los judíos, la fiesta de Sucot, también llamada fiesta de los tabernáculos.

Se trata de una fiesta prescripta en el capítulo 23 del Levítico donde se la describe a lo largo de diferentes versículos (34-36, 39-43). Se denomina fiesta de los tabernáculos (sucá) o tiendas de campaña "para que aprendan vuestros descendientes cómo hice yo habitar en tiendas de campaña a los hijos de Israel al sacarlos de la tierra de Egipto" (vs. 43).

Es decir, se trata de una gran fiesta de agradecimiento (donde se rememora la salida de Egipto) y manifestación de confianza en la Providencia Divina.

Esta fiesta aparece mencionada en el Evangelio de San Juan (cap. 7) donde los "parientes" de Jesús le insisten en que concurra a la festividad a fin de que todos comprueben que, efectivamente, Él es el Mesías. Según se entiende generalmente hay aquí una especie de ofrecimiento o tentación a Cristo en cuanto a una suerte de mesianismo temporal (una de las tentaciones del desierto según toda una tradición que recoge el Papa en su libro sobre Jesús).

Cristo responde diciendo que suban ellos a la fiesta. Él sube luego "como oculto" según el evangelio.

San Agustín al explicar estas palabras enseña que ese es el modo en el que Cristo aparece en todas las prescripciones y fiestas judías ordenadas en la Torá. Cristo viene a plenificarlas y cambiarles el sentido, y por eso se dice que Cristo es la plenitud de la Ley (Torá).

Es por eso que en general resulta interesante buscar a Cristo "como oculto" en todas aquellas fiestas y preceptos ordenados en la "Ley" para luego redimensionarlos con la figura y la presencia de Cristo como Mesías.

En particular, me resulta ésta una fiesta curiosa.

El precepto consiste en ponerse en un estado de precariedad (hacer de la tienda la morada permanente mientras que la casa se torna en lugar de paso). Los sucá se construyen con cuatro (o tres) paredes hechas de cualquier material y se forma una suerte de techo con ramas de diversos árboles (en el Levítico se especifica). La idea es que el techo opere como resguardo del sol pero que no sea lo suficientemente conciso como para impedir el ingreso del viento, la lluvia o la visión de las estrellas.

La otra parte del mandato o su complemento es puramente espiritual; consiste en alegrarse ("..y os regocijaréis delante del Señor Dios vuestro,").

Son millones los caminos de meditación, estudio u oración que, a través del evangelio nos puede brindar esta fiesta que ordena el ponerse en estado de indigencia mientras que el corazón se regocija. Simplemente quiero marcar dos caminos que surgen de los distintos evangelios correspondientes a esta semana correspondiente a la fiesta sucot para los judíos.

El primero tiene que ver con el mandato evangélico de buscar el Reino de Dios y considerar todo lo demás como añadidura que nos será dado. Son millones las citas del evangelio en este sentido (los lirios del campo, las aves del cielo, las parábolas sobre los ricos, etc.) como también de los salmos (como un niño en brazos de su madre, abre la boca para que la llene, etc.). Tiene que ver con la alegría resultante de la confianza plena en la Providencia. Para estos tiempos tan preocupados por la añadidura, los títulos, el dinero, las comodidades, los lujos, los placeres, etc. el evangelio nos dice que de nada sirven y nos invita a despojarnos de todas las preocupaciones mundanas para gozar (regocijarnos) de la ternura de la Providencia.

Y el segundo tiene que ver con el evangelio de hoy (Lucas 12, 35-38) que, al caer justo sobre el final de la fiesta de Sucot, me dio la idea del post. Es la idea de vivir preparados, en tiendas de campaña, aguardando la segunda venida. Este mundo, esta vida, este trabajo, estas preocupaciones, etc. son un mero tránsito, una tienda de campaña mientras aguardamos la llegada a la tienda prometida. No nos dejemos confundir por un mundo que nos invita a acomodarnos como si esta tierra fuera nuestra morada definitiva.

Despojemos nuestro corazón de las ambiciones terrenas y llenémoslo con la alegría del amor esperanzado (tan bellamente descrito en Spe Salvi).
Natalio

viernes, 17 de octubre de 2008

Tiempos raros


Son raros los tiempos que corren.

Por un lado, la amistad se ha vuelto un lujo. Con los tiempos cada vez más revolucionados y apresurados uno tiene que hacer magia para distribuirse entre el trabajo, la familia, lo académico, la oración, las lecturas, etc.

En este contexto el ver a un amigo se torna un bien cada vez más escaso, casi imposible, una extravagancia.

Pero por otro lado hay una catarata de comunicación e información sobre la gente más variada. En el último mes me he encontrado, facebook mediante, con montones de personas que supieron ser amigos, compañeros, cómplices, compinches, "malos pibes", etc.

En el mismo ámbito me enteré de un evento musical: tocaba un grupo musical llamado "los baqueanos". Al ver la foto descubro a un viejo y querido amigo que tocaba en otro conjunto conocido del ambiente. Habiéndose separado de ellos con uno de sus compañeros, tocaban con otros dos en uno nuevo.

Ya les conté de mis gustos musicales y mi amor por la música.

También les conté que el artista para mí es algo casi sacro. En particular, al ver a la música por encima de las demás, aquél artista que se dedica a ella es algo así como un tótem viviente.

En el caso de mi amigo, además de ser músico, resulta ser un virutoso de la guitarra, un verdadero monstruo.

Al haberse separado de su antiguo conjunto yo hubiese esperado que se dedicara a otro género o que, de seguir en el folclore, lo hiciera con otro formato más rico. Pero no, decidió mantener un formato que, dentro del folclore tradicional, parece ser el más popular.

Para mí es medio un desperdicio, es como meter a Messi en nuestro partidito de fútbol 5 o a Rogelio Federer en el tenis de los miércoles. En cualquier caso el que sabe es él y nosotros admiramos de afuera.

Pero eso no es todo, el lugarteniente del conjunto también progresa en canto y guitarra cual saltamontes perseguido a campo traviesa.

Y como si todo lo dicho no fuera suficiente para hacer del conjunto una nueva joya de nuestro folclore hay que agregar que, encima, el muy desgraciado tiene personal movilizado en tierras celestiales: un hada y un músico guerrero.

En definitiva, desde este ignoto y pequeño lugar, quiero rendir homenaje a un amigo querido y presentarle a los visitantes un grupo musical con calidad asegurada: Los baqueanos.
Sabrán perdonar pero no encontré muchas cosas para elegir.

La verdad es que el video no se ve ni se escucha muy bien pero cantan una zamba que a mi mujer le encanta. Y, a pesar de no saber si ella lee o no estas cosas, aprovecho esa canción para homenajear a la señora de mis días, madre de mi tesorito y portadora (no por mucho tiempo más) de una nueva perlita.

Natalio

miércoles, 8 de octubre de 2008

Ad Orientem



Como continuación del post litúrgico, con ocasión de un comentario de Mary Lennox y a raíz de una cierta tendencia de algunos sectores católicos, voy a entrar en un punto verdaderamente difícil y complicado.

Es evidente que, desde hace unos años, la Iglesia está en crisis como vive señalando el Santo Padre ya desde el sermón del Cónclave (y aunque venga de mucho más atrás).

Sin intentar ponerle fecha exacta ni nombres propios creo que lo más devastador del problema no está tanto en las conclusiones (que, con más o menos tiempo se puede arreglar) cuanto en la estructura eclesial misma, en el espíritu de los fieles..

Creo que el punto central de la crisis es la excepción convertida en regla.

Si uno mira para un lado encuentra: que la misa según el rito "ordinario" nada tiene que ver con la ordenada en el Concilio sino que es un rejunte de "ad libitum" (licencias), la comunión en la mano es una excepción pero se trata como regla, la lengua vernácula, los revestimientos de los ministros, etc, etc. En definitiva, su frase de cabecera es: "está permitido".

Si uno mira para el otro lado encuentra: en los sacramentos, la "suplencia de jurisdicción" o, en otros casos, el recibirlos de parte de cismáticos; cuestionamientos del magisterio ordinario o extraordinario en público sin respetos ni cuidados; impugnaciones a lo que a uno se le antoja (porque todo tiene un tinte modernoso), faltar a misa porque en la zona sólo existe "la misa nueva", etc, etc. En definitiva, su frase de cabecera es: "ante la crisis se puede".

Creo que es lo más grave porque es una suerte de relativismo con aires de institucionalización.

Habiendo delitmitado el marco, entramos ahora en el tema particular: los católicos "pro orientales".

Son muchas las cuestiones que se podrían plantear aquí pero quiero detenerme en algunas situaciones de excepción convertidas en regla.

Ante la crisis mencionada, en particular desde el punto de vista litúrgico, muchos católicos de buena voluntad salieron espantados a buscar refugio en diversas trincheras. Una de ellas son las Iglesias de rito oriental. En ellas se encontraron con un tesoro litúrgico inconmensurable y, en muchos casos, con una tradición teológica y filosófica completamente nueva y desconocida. En síntesis, encontraron que su fe encontraba una liturgia y un espíritu supuestamente acordes con el propio que sufría a gritos en las iglesias del propio rito.

Aclaro antes de seguir que hasta aquí la cuestión está perfecta. El acercamiento, conocimiento, respeto y veneración a toda la tradición oriental no sólo no es malo sino que está ampliamente recomendado, tanto desde el punto de vista canónico (por los reglamentos particulares) como desde el punto de vista teológico (desde los doctores de la Iglesia hasta la "Orientale Lumen" de Juan Pablo II). La razón es evidente, es la misma Iglesia y se trata de tradiciones no opuestas sino complementarias.

¿Dónde veo entonces el problema? En el abuso.

En primer lugar, lo dicho respecto de aquellos que hacen regla el recibir los sacramentos de parte de iglesias cismáticas. Amparándose en el inc. 2 del C. 844 eligen el rito para asistir a misa como quien elige una película en el cine. Por otra parte hay que notar que se apartan de dicha norma al hacerlo público e incitar a otros a asistir desmereciendo el rito latino.

En segundo lugar a los que, habiendo nacido bajo el rito latino y en la Iglesia latina, abandonaron por completo el rito latino, lo menosprecian (sin poner ni un cuarto del empeño que ponen en seguir los ritos orientales para descubrir la riqueza de los distintos ritos latinos), sobrevaloran la tradición oriental por la occidental, relativizan los dogmas que nos diferencian, etc. etc.

Los dos abusos señalados sueler ir juntos o ser intercambiables. Olvidan también que las Iglesias Orientales han sufrido y todavía sufren grandes crisis, algunas paralelas a las nuestras y otras de las cuales estamos todavía ajenos (divorcio). Todo ello sin mencionar la cantidad de tesoros y joyas que la Iglesia Latina ha aportado al esplendor de la Única Iglesia de Cristo.

Por último, existen montones de católicos que asisten con frecuencia a recibir los sacramentos según el rito oriental sin caer en ninguno de los abusos mencionados.

En cualquier caso, el mandato canónico de respetar el propio rito no es arbitrario ni se trata de una cuestión meramente formal o jurisdiccional. Oriente y occidente han desarrollado dos modos de vida, de oración, de pensamiento, etc. Las diferencias notables entre los dos tipos de vida hace que sea casi imposible adoptar un aspecto (la liturgia, la literatura, etc) sin poseer la misma cosmovisión de la realidad.

Será tema de otro post las diferencias de cosmovisiones históricas entre las dos tradiciones. No obstante, los latinos que adoptan como propios los ritos orientales son algo así como un gaucho que intenta comer su asado con palitos chinos.

Natalio
Pd: Una perla que nos diferencia y me enorgullece es el dogma de la Inmaculada Concepción.




lunes, 6 de octubre de 2008

Blogroll comentado V: Un encuentro con Milkus


Ayer, en una de las misas "sacrificiales" a las que cada tanto concurro, tuve la inmensa dicha de conocer personalmente a Milkus.

Durante la misa estuvo sentado a mi lado (no me conocía) y compartimos la preocupación de intentar concentrarnos al tiempo que controlábamos y apercibíamos, él a su niño y yo a la mía.

De inmediato lo reconocí (por las fotos de su blog) y tuve una extraña sensación que trataré de explicar.

A menudo en este tipo de parroquias (ubicadas en lugares de paso de miles de personas) uno asiste a misa rodeado de las gentes más variadas. Es feo decirlo pero la realidad es que uno tiene la sensación de no compartir, con muchos de los que lo rodean, la misma Fe en los puntos esenciales. Es así como lo que impera es una suerte de sentimiento de soledad en un clima hostil.

En ese marco, el encontrarme en ese ambiente con alguien que comparte montones de cuestiones fue algo notoriamente reconfortante.

Terminada la misa me presenté y lo saludé, previa felicitación por su blog.

Luego compartimos unas cuadras de interesante charla hasta mi casa, donde cada uno siguió su camino.

Su blog, Zona de insomnio, es de aquellos que frecuento pero, por diversas cuestiones, aún no había comentado en el Blog-roll. En el caso, la razón es que se trata de un blog de características muy similares al de Xavmp, que ya comenté y del cual le son aplicables, en más o en menos, todas las cosas dichas a su respecto.

Es decir, se trata de blog escrito por un católico en un clima cordial y familiar.

A diferencia de Xavier tiene una mirada y un perfil más filosófico.

Un punto destacable, aunque inimitable por mi falta de paciencia, es su diálogo constante con ideólogos de las más variadas posiciones.

En definitiva, otro lugar agradable e interesante.
Natalio
Pd: El cuadro añadido como imagen parece ser de Jesús Pedro Jiménez.

lunes, 29 de septiembre de 2008

Liturgia angelical


Un tema recurrente en los blogs que visito regularmente es el litúrgico. Encontrarán en ellos (salvo el de la monja protestante por cuestiones evidentes) y en algunos otros que visito aunque no agregué (como es el caso del excelente "Aquí estamos" que, justamente, viene "posteando" (litúrgicas I y II) al respecto) diversas discusiones o matices con relación al tema. No es una casualidad, se trata de uno de mis intereses comunes con varios de ellos.

El asunto es muy grande y amplio como para tratarlo en un post pero, para que se entienda qué cosas me preocupan les dejo enunciadas algunas cuestiones: ¿la liturgia se hace o se descubre? ¿hay una liturgia celestial de la cual participamos? ¿hay una liturgia cósmica (del cosmos entero) hacia Dios en la cual se debe integrar el hombre? ¿la liturgia no es sólo un modo dentro de los medios para llegar a Dios? ¿la liturgia es un tema "pastoral" o substancial? ¿la liturgia nos pertenece (como planteaba el Papa)? ¿aún entendiendo que no nos pertenece, nos corresponde adecuarla? ¿se puede tocar la liturgia? ¿hay una liturgia distinta para cada tiempo histórico? ¿la liturgia debe adaptarse al hombre o el hombre a la liturgia?, etc., etc.

A esas cuestiones se llegan gentes de los más diversos afluentes del cristianismo: modernistas, lefevbristas, progresistas, sedevacantistas, cabalistas, gnósticos, proorientales, prooccidentales, ecumenistas, eclesiadeisistas, carismáticos, motupropistas (y muchos otros) e incluso agnósticos o ateos. Todos se baten en un duelo que nunca empieza ni termina; se mantiene y perdura.
Tampoco se trata de un tema simplemente de católicos sino que está presentes en diversas religiones y sectas. En particular son interesantes los debates dentro del judaísmo acerca de levantar o no "el tercer templo" o la vuelta o no de los sacrificios litúrgicos (si se reconstruyera el templo).

Lo reseñado muy apretadamente sirve como marco o introducción al tema de hoy que es simplemente un comentario muy menor.

Hace unos días escuchaba a un rabino (jasidita) hablando de que cuando rezan ellos "Kadosh, Kadosh, Kadosh" los Serafines desde el cielo se unen al canto de alabanza. Se trata de una tradición (la idea de una oración conjunta con los ángeles) antiquísima fundada en la visión de Isaías (VI, 3) que, desde el mismo lugar -y también desde el cántico de los cuatro animales en el Apocalipsis (IV, 8)- nos llega a nosotros por diversos Padres centrándose, justamente, en el "Santo, Santo, Santo" en la liturgia de la Misa.

Todas esas cosas vinieron a mi mente el domingo al escuchar el "Santo" cantado por un grupo de jóvenes sin espíritu acompañados por una guitarra desafinada.

La pregunta que se me planteó fue: ¿Qué hacen los ángeles ante esta situación? ¿Tienen que plegarse, incluso, ante semejante espanto estético?

Primero los imaginé (a los encargados de alabar con mi parroquia) detrás del Ángel sindicalista reclamando por mejores condiciones de Alabanza o exigiendo mejor visión beatífica por considerar la suya "alabanza insalubre".

Pero después pensé que quizás existan ángeles carismáticos, ángeles motupropistas, ángeles de rito oriental e incluso, por qué no, algún ángel lefevbrista.

Un poco más en serio, creo que deberíamos pensar todos los días en la necesaria seriedad y sacralidad de la oración en general y de la liturgia en particular.

Quizás este sea el día apropiado para pedirle a los ángeles de cielo que nos enseñen a orar y alabar al Creador de un modo grato a sus ojos.

Por último, y como curiosidad, la primera antífona de Laúdes del día de hoy nos trae, justamente, la misma idea del post.

Natalio

Pd: Y siguiendo con la liturgia del día de hoy, la primera lectura del Apocalipsis ("y no amaron tanto su vida que temieran la muerte") me recordó el post acerca del valor de la vida y las discusiones de los comentarios.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Blogroll comentado IV: Una pseudo monja en guerra


Ya aclaré oportunamente que soy católico apostólico romano.

Aclaré también que me interesa toda la cuestión religiosa en sus diversas manifestaciones.

Y aclaré también que me parece una pavada prominente el ecumenismo que ve en todas las religiones un camino válido para llegar a Dios o, en otras palabras, que todo es igual.

Aclarado todo aquello para algún fanaticón que salga por allí (y aunque voy a seguir aclarando) les cuento que hoy el blog-roll comentado se expande por fuera del catolicismo para entrar en tierras cristianas (supuestamente bautistas aunque me parece que también con bastantes conflictos).

Tenía pensado escribir sobre otra cuestión pero, pasando por aquellos lugares encontré post no leídos uno mejor que el otro. Pero lo principal es que son exponentes reales de lo que busco en ese blog.

Muchas veces los católicos andamos contentos en la barca de Noé viendo como el mundo cae bajo la ferocidad del diluvio. Dependiendo el círculo se mira a los costados como quien mira el mal, la manifestación del demonio, el error materializado y se lo ataca con ferocidad. Éste es el peligro al que me refería en el post que abrió la serie del problema del mal. En el caso particular Lutero (como símbolo) era una especie de personificación del demonio que trajo de la nada la Reforma que se convirtió en una suerte de cáncer (nunca del todo letal) del catolicismo y la sana doctrina.

Entender la cuestión así es limitado y limitante. Entender que la reforma fue la inspiración demoníaca para destruir la Iglesia es tan tonto como nocivo (como considero nocivo también el otro extremo de decir, como Wanderer, que la verdadera enfermedad de la Tradición fue Trento y la contrarreforma). El demonio simplemente se vale de idiotas que creen que tienen "la posta".

La realidad indica que el mal sólo existe como privación de bienes. Y esa privación estaba muy presente en montones de hombres de la Iglesia, en montones de instituciones humanas sacralizadas mientras que montones de instituciones sacras se humanizaban, etc. La Reforma vino a llenar e infectar las caries dejadas por las ausencias de bienes y a poner al descubierto montones de males presentes en hombres de la Iglesia.

La reforma se sucedió y la contra reforma también. Cada uno por su lado, como si no hubiesen tenido nunca nada en común cada uno se abarrotó e intentó distanciarse lo más posible del otro. Sin entender que tremenda herida en el Cuerpo Místico de Cristo era un llamado (a gritos) de atención sobre montones de cuestiones (y la historia se reedita).

En este contexto uno, al mirar a los costados, descubre cosas importantísimas olvidadas o matices perdidos. Uno descubre las caries en críticas y prácticas ajenas. Este es todo un capítulo en lo referido a mi interés por las religiones y volverá cada tanto al blog.

Pasemos, ahora sí, al blog comentado: Teosubversión.

Se trata de un espacio auténticamente protestante -en cuanto al foco y punto de partida- aunque (para espanto del resto de los protestantes) de gran universalidad por todo el ámbito cristiano (incluso no cristiano) en cuanto a las citas, las lecturas, las fuentes, las conclusiones, etc.

Me recuerda el "entiendo para creer pero creo para entender" de San Agustín o, en otra de sus versiones, "credendo fis idoneus ut capias. Nam si non credis, quia non capies; quia minus idoneus remanebis". (creyendo te haces más idóneo para entender, más si no crees nunca entenderás porque no estás apto)

Es una verdadera lucha intelectual con la fe de donde salen cuestiones para todos los costados.

Muchos son sus puntos altos pero quiero señalar dos en particular.

El primero es su manejo de las escrituras con un gran dominio histórico e idiomático. La verdad es que surgen muchísimas cuestiones interesantes por esos costados aunque yo me contento con seguir, muy desde afuera, algunos de los caminos. Aún cuando en ocasiones uno no comparte las conclusiones (el por qué es tema de un post, es decir, cómo uno no puede compartir conclusiones si no puede seguirla en el camino) tampoco me meto a discutir en esos rubros porque saldré, indefectiblemente, mal herido.

El segundo es su constante lucha y búsqueda espiritual. Esto es quizás lo más interesante del blog. Sus post son una suerte de autopsia en vida de un alma que busca a Dios con fe e inteligencia. Es a veces pesado o doloroso acompañarla en ciertas búsquedas pero tiene su recompensa. Esta dimensión de lucha espiritual, de cruz como camino ha sido puesta de manifiesto en un hermoso post y es algo muy olvidado en la espiritualidad católica. El new age y otras yerbas han infectado al catolicismo de una suerte de paz sen olvidando que la única Paz es Cristo, al cual sólo veremos en la eternidad y mientras tanto estamos en angustia, lucha y búsqueda. Los dos santos del siglo XX (la madre Teresa y el Padre Pío) han sido casos paradigmático de lo angustiante y doloroso que debe ser la lucha espiritual en esta tierra. Justamente en los comentarios de dicho post, charlábamos con la monja de la frase bíblica "busca la paz y corre tras ella". El verla no nos deja quietos, por el contrario nos pone en movimiento.

Los puntos flojos (muy disimulados, hay que decirlo) que le veo son también dos:

El primero es una advertencia al lector más que un defecto. Pareciera que el ambiente protestante es verdaderamente agresivo y que nuestra pobre monja ha recibido palos de los cuatro costados. La cuestión es que se nota que ha sufrido mucho y eso lo pone en una situación defensiva que se traduce en cierta brusquedad en los comentarios. Es decir, desde su trinchera teológico-religiosa recibe al visitante extraño con un par de disparos. Una vez que disparó se dispone a enterarse de quién anda por ahí.

El segundo es, justamente, secundario en tanto no se trata de algo que sea objeto del blog. Es de lamentar que la precisión y justeza, la discriminación y distinción intelectuales y otras grandes cualidades en materia teológica no sean utilizadas en materia histórico - política. Las pocas veces que le pasa de cerca a esos temas me parece que tira demasiado al boleo sin distinguir y usando figuritas ideologizadas de esas que tanto le molestan en materia teológica.

Por último me reservo dos verdaderas perlas:

Uno se llama "De biblias y farolas" (cuyo link no tengo porque era del antiguo blog que ahora está bloqueado ¡Help monja!) y simplemente me encantó (con un palo verdadero para los católicos: "ya no leen la Biblia").

Y la otra, orientado para los lectores de círculos más derechosos, el día que la monja descubrió las huestes de Radio Cristiandad (tampoco se puede acceder ¡monja!). Si a uno, que conoce las cosas por las que dicen luchar y las que dicen defender, le resulta gracioso y caricaturesco, el encuentro de alguien completamente ajeno resulta desopilante.

En definitiva, un blog interesante para los que tienen las ideas bien puestas mediante la Fe. Los demás, como dice San Agustín, "no son idóneos".

Natalio

Pd: Quiera Dios mostrarle a esta buena hermana en Cristo la figura de la Virgen hermosa, modelo de mujer cristiana. El encontrarse con tamaña Señora puede terminar de destapar los ojos de nuestra querida Saula, encausando su búsqueda por Roma y su actual erudito pastor.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Sangre inocente derramada


Como les anticipé oportunamente me interesa muchísimo la cuestión religiosa en sus diversas manifestaciones. Sin entrar en un tonto ecumenismo que ve a todas las religiones iguales me mantengo atento a lo que ocurre a los costados.

Hoy el asunto se refiere a los judíos. La religión judía y el pueblo judío son un tema que, particularmente, me resulta apasionante. Sea desde el punto de vista teológico, sociológico, moral, político, económico, etc.

Otro día ingresaremos en alguna de esas cuestiones, hoy simplemente voy a hacer un comentario particular.

En la parshá semanal, que son los textos y enseñanzas en los que meditan durante la semana comenzando por el Shabat (Sábado), toca Shoftim.

En particular me interesa el texto de Deuteronomio 21 (lo copio de internet porque no tengo ganas de transcribirlo pero aclaro que no sé qué versión es y no conozco una Biblia católica en la web, en cualquier caso las palabras que me interesen las transcribiré puntualmente cuando me refiera a ellas):

1 Si en la tierra que Jehová tu Dios te da para que la poseas, fuere hallado alguien muerto, tendido en el campo, y no se supiere quién lo mató, 2 entonces tus ancianos y tus jueces saldrán y medirán la distancia hasta las ciudades que están alrededor del muerto. 3 Y los ancianos de la ciudad más cercana al lugar donde fuere hallado el muerto, tomarán de las vacas una becerra que no haya trabajado, que no haya llevado yugo; 4 y los ancianos de aquella ciudad traerán la becerra a un valle escabroso, que nunca haya sido arado ni sembrado, y quebrarán la cerviz de la becerra allí en el valle. 5 Entonces vendrán los sacerdotes hijos de Leví, porque a ellos escogió Jehová tu Dios para que le sirvan, y para bendecir en el nombre de Jehová; y por la palabra de ellos se decidirá toda disputa y toda ofensa. 6 Y todos los ancianos de la ciudad más cercana al lugar donde fuere hallado el muerto lavarán sus manos sobre la becerra cuya cerviz fue quebrada en el valle; 7 y protestarán y dirán: Nuestras manos no han derramado esta sangre, ni nuestros ojos lo han visto. 8 Perdona a tu pueblo Israel, al cual redimiste, oh Jehová; y no culpes de sangre inocente a tu pueblo Israel. Y la sangre les será perdonada. 9 Y tú quitarás la culpa de la sangre inocente de en medio de ti, cuando hicieres lo que es recto ante los ojos de Jehová.

La explicación rabínica radica en que todos son responsables por la sangre del inocente y por eso deben expiar la culpa, que en rigor sería ajena, diciendo: Nuestras manos no han derramado esta sangre.

Hoy en misa, durante la consagración y mientras contemplaba la elevación del cuerpo y la sangre de Cristo me atacó la frase de los ancianos: Nuestras manos no han derramado esta sangre.

Terminada la misa me seguía aturdiendo el grito y no pude menos que recordar la gran piedra de discordia eterna entre judíos y cristianos, el grito arrojado a Pilatos por el pueblo (Mateo 27, 25): "caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos". (También fue un tema recontra polémico en la Pasión de Gibson que recogeremos en algún otro post sobre la película)

Lo curioso del caso es que Pilatos les habla con la frase del Deuteronomio "inocente soy yo de la sangre de este justo" (Mateo 27, 24) y los judíos le responden (Mateo 27, 25) como imputándosela adrede. Es decir, como diciendo, aquí no se aplica la becerra, nosotros (y nuestros hijos) somos y nos hacemos responsables de la sangre derramada.

Pero el Deuteronomio sigue con la súplica de los ancianos (21, 8): "...y no le imputes la sangre inocente derramada..." y uno no puede menos que pensar en lo que dijo Cristo (Lucas 23, 34): "Padre perdónalos (no les imputes la sangre) porque no saben lo que hacen" o lo que dijo Esteban (Hechos 7, 59): "Señor, no les hagas cargo (no le imputes la sangre) de este pecado".

Pareciera ser que es el designio divino que no supieran y no sepan lo que hacen (Romanos 11, 31) pero eso será para analizar otro día junto con Juan 15, 21-25.

Mientras tanto, yo vuelvo al Deuteronomio aplicado a la sangre inocente de Cristo derramada y con referencia tanto a los judíos, a nosotros y a todos los pecadores: "Y tu no quedarás responsable de esta efusión de sangre inocente, habiendo hecho lo mandado por el Señor" y agrego, justamente en virtud de la muerte de Cristo en la Cruz y esa hermosa sangre derramada.

Natalio

Pd: Otro punto para analizar del texto del Deuteronomio citado, teniendo en consideración la interpretación rabínica citada y el post anterior ¿no somos todos responsables de la sangre inocente derramada en los abortos? Hay mucho sacrificio y penitencia por hacer.

martes, 2 de septiembre de 2008

¿Cuánto vale la vida?


Ayer, en una pausa en el partido de del Potro contra el japonesito (va a ser durísimo el próximo porque Murray está afiladísimo), en un noticiero se hablaba de la declaración del consejo deliberante de Rosario en favor del aborto. Puntualmente, uno de los concejales denunciaba haber sido víctima de amenazas por su voto.

Como para componer un poco la balanza, llamaron entonces a una que había votado contra el proyecto de apoyo al aborto. Aquí aparece el punto que me interesa.

Esta señora espetaba, una tras otra, verdades incontrastables en relación a lo horrendo del aborto. El problema surgió luego, cuando sin que mediara pregunta alguna del muchacho del noticiero, arrojó a la inmensidad comunicacional una frase más o menos así: "Yo estoy en contra de la pena de muerte, y por eso estoy en contra del aborto que es la pena de muerte de alguien que no se puede defender".

La argumentación en base a la comparación del aborto con la pena de muerte puede ser discutida desde muchos ángulos. Lo que me parece que, no sólo no es feliz sino que es directamente trágico, es la argumentación: "estoy en contra del aborto porque estoy en contra de la pena de muerte".

Es la segunda vez que le pasamos de refilón (la primera fue en Wanderer, el Atónito y el mal donde nos ligamos un reto de Sole en los comentarios) al tema de la pena de muerte y espero que algún día con un poco más de paciencia y dedicación (más allá de la respuesta puntual a Sole en esos comentarios) podamos abordarlo. Sin embargo me interesa señalar aquí que nada tiene que ver (más que como argumentación comparativa) con el aborto. La pena de muerte es, con sus bemoles y aclaraciones respecto del ángulo del problema, discutible; mientras que el aborto nunca es discutible.

Pero lo peor del caso es que no sólo se las iguala sino que, mucho peor, se funda el rechazo al aborto en el rechazo a la pena de muerte. Es decir, con indudables buenas intenciones se torna discutible una cuestión indiscutible.

Esto me recordó a mi profesor de Teología en la universidad (un cura buenísimo) que en una de sus clases pronunció la siguiente sentencia como si fuera un dogma: "el valor vida es el valor supremo para la teología católica".

Si fuéramos a preguntarle al Oráculo acerca de estos temas él nos contestaría diciendo que en lugar de valores hablemos de bienes y luego nos explicaría en detalle el texto metafísico de Santoto sobre ens simpliciter y bonum secundum quid y bonum simpliquiter y ens secundum quid. Como los lectores del blog no son metafísicos ni mucho menos (ni yo tampoco) vamos a abordar el tema desde otras argumentaciones aunque dejando sentado que el tema, en definitiva, se resuelve metafísicamente.

En el evangelio del Domingo pasado Cristo dice: "el que quiera salvar su vida la perderá, más el que la pierda por mí la ganará" (si bien la vulgata dice "anima" es evidente que se refiere al alma como vida como señala explícitamente Orígenes en el texto citado en la Catena Aurea).

La vida humana (terrena), para el católico, no tiene un valor en sí misma sino "en función de".

Si pensamos que "la vida es el valor fundamental de la teología católica" tenemos que pensar que los mártires son grandes pecadores.

Pongamos la situación: el soldado romano hace arrodillarse al cristiano frente a un ídolo, bajo amenaza de muerte.

Si la vida es el mayor valor, el cristiano no debe dudarlo, debe arrodillarse ante el ídolo. Máxime si pensamos que ni siquiera es pecado (estado de necesidad evidente con una voluntad forzada al máximo), ni ofende a Dios "que modeló cada corazón y comprende todas sus acciones" (¿cómo no va a entender?).

Es más, el negarse a arrodillarse sería pecado mortal ¿cómo va a exponer gratuitamente el sagrado don de la vida? ¿Para colmo van cantando y riendo? ¿Desean el martirio?

Todo esto es un horror si el valor supremo es la vida.

Pero no, ud. está hablando de teología. Si hablamos desde la perspectiva política y civil ahí no se puede negar que el valor supremo sea la vida (lo que sería, más o menos el individuo en el cocoliche mariteneano).

Si es así ¿por qué le cantamos al gran Cabral (a la figura, sin importar si era él, si no, si fue un soldado, un motoquero o lo que fuera)? ¿No tendría que haber preservado su valor fundamental?

Entonces descubrimos que, aún desde el punto de vista cívico (y hablando como no me gusta) hay valores más importantes que la vida (como la patria por ej.).

Hay "valores" mucho más grandes que la vida, no nos engañemos.

El aborto y todas sus pompas son un horror, un espanto, una aberración, etc. Estamos todos de acuerdo.

En lo que no estamos de acuerdo es en el modo de argumentar en contra o combatirlo. Un gran defecto que veo en innumerables grupos pro-vida es esa falta de racionalidad (como los ejemplos propuestos) en la polémica. Recurren a cuestiones efectistas que, en definitiva, lo único que hacen es ideologizar la cuestión.

Las buenas intenciones, despojadas de razones, conducen a los peores lugares.

Natalio
Pd: la imagen la saqué de un post (muy terrible aunque cierto) de un blog que no conozco.

martes, 26 de agosto de 2008

Homero le pone pasión, la Biblia no


Como habrán podido apreciar por la poca actividad del blog en estos días, las vueltas no son fáciles. De todos modos me parece que hay en la blogósfera una suerte de fiaca institucionalizada, veo a varios a los que les está costando ponerse a escribir.

Hoy toca continuar con la segunda lectura que les mencioné. Se trata de la obra Mimesis de Erich Auerbach. A decir verdad no se trata de la obra entera sino de su primer capítulo llamado "la cicatriz de Ulises".

Esta lectura, recomendada por mi culta suegra, surgió de una conversación que sosteníamos, justamente acerca de la Biblia. Esto me sirvió como disparador para retomar un tema iniciado en el blog: la pasión según Mel Gibson.

El capítulo en cuestión me resultó tremendamente llamativo. Quitando del centro las conclusiones del autor, lo que me interpeló fuertemente fue la comparación entre dos textos (el libro 19 de la Odisea con Génesis 22) realizada por alguien que reúne dos condiciones que a mi entender lo habilitan particularmente: es filólogo y judío (otro día hablaremos de los judíos y la Biblia).

Lo que el texto muestra son las diferencias en el relato. Mientras Homero describe todo hasta en los detalles más ínfimos poniendo al lector dentro de la historia, la Biblia es completamente escueta aportando los datos mínimos que permitan al lector seguir el relato y comprender la significación real de lo relatado (en el caso, el sacrificio de Isaac). La Biblia prescinde de la descripción de emociones que permitan golpear sensiblemente al lector, sólo los hechos crudos son transmitidos de modo que cada cual percibe el contexto según sus circunstancias.

Esta comparación tan minuciosa me hizo recordar algo que el Oráculo (otro día daremos más detalles sobre él) solía repetirnos hace ya muchos años (bastante antes de la película de Gibson): los relatos de la pasión de Cristo están despojados por completo, no sólo de cualquier morbo, sino de cualquier recurso a la sensibilidad. Se percibe una dureza terrible pero no se la describe en lo más mínimo.

Es aquí donde retornamos a Gibson y a su Pasión.

Una de las cosas que más se ha criticado es su saña en mostrar los padecimientos del modo más real posible, provocando un completo rechazo sensible por parte del espectador. Aquí también creo que hay que distinguir dos cuestiones.

Por un lado se habló de una exageración. Creo que no sólo no exageró sino que se quedó muy corto (su rostro todavía parecía humano a diferencia del de la profecía de Isaías). Eso sin contar el sufrimiento espiritual (el principal) del cual no podemos tener noción: un Dios conciente de su divinidad humillado por sus creaturas.

Por otro lado aparece el asunto de la necesidad o conveniencia espiritual de movilizar la vida espiritual desde lo sensible. Aquí la cuestión es mucho más complicada. En general, y como el Oráculo nos enseñaba de la Biblia, pareciera que no es conveniente, que se trata de esas semillas que crecen rápido pero se mueren también rápidamente.

En cualquier caso también hay que admitir que el mundo al cual viene la película (que, repito, más allá de las críticas la veo anualmente) sólo capta lo sensible y, por otra parte, es completamente apático, indiferente, individualista, hedonista, etc. Es decir, es un mundo que necesita una buena sacudida que lo despierte de la modorra. Quizás, desde esta perspectiva, fuera un mal necesario.

De todos modos pareciera que hay algo natural en nosotros que nos lleva a comprender la crueldad de la cuestión sin necesidad de acudir a grandes derramamientos de sangre.

Esto lo pensaba el domingo al contemplar a mi hijita de dos años (la que está arriba del blog) durante la misa. Se alejó como de costumbre y se detuvo un rato a contemplar un crucifijo de tamaño natural sin casi nada de sangre ni cicatrices. Al rato volvió y haciendo puchero me dijo: Yesú tiene nana.

Natalio

Pd: En realidad, quizás Gregorio recomiende que la pequeñita vea la película mientras todavía es caperucita.

jueves, 14 de agosto de 2008

Big back


He retornado después de un muy escaso descanso. Entre otras cosas tuve que volver porque lo de Gregorio ya se estaba tornando obesamente preocupante. Más allá de que no me gustaron ninguno de los dos videos quedan para otro momento disquisiciones acerca de los binomios proporcionalidad-belleza o virtud-belleza. Pero son temas demasiado gordos para tratarlos a la pasada, mientras tanto, querido amigo, aquí tiene verdadera belleza lírica.

Aunque un poco exagerado por Mr. Sombrero es verdad que estuve descansando un poco más al noreste de mi domicilio habitual con la siempre grata compañía de la familia de mi esposa.

En particular, les voy a contar acerca de dos lecturas inducidas (directamente o no) por mis suegros aunque conviene que les haga una pequeña aclaración en relación con ellos.

Se trata de dos personas más que interesantes muy competentes en sus actividades. Vienen de aires muy distintos a los míos y beben de otras aguas. Cuando coincidimos en algunos temas nos encontramos que arribamos por caminos distintos.

En este contexto paso a relatarles la primera de las lecturas (la segunda quedará para después).

Hace un tiempo que mi suegro venía leyendo "La teoría del todo" de Stephen Hawking y me lo comentaba. En especial charlábamos acerca de agujeros negros, el origen del universo y la vuelta a Dios del autor. En uno de los días de descanso, y mientras aguardaba que la computadora restableciera internet, encontré sobre el escritorio del estudio el dichoso librito.

Mi curiosidad pudo más que la computadora y me puse a leerlo. Lo leí de corrido y sin pausa mirando todo con la misma precisión que un pato podría mirar la tierra volando a la altura de un condor. Es decir, lo leí por arriba y a las corridas, no como la temática y el autor hubieran requerido.

Aclaro que no lo leí con más detenimiento por una cuestión de tiempo. Tengo varias cosas que leer antes que eso relativas a temas que hoy tengo en la cabeza. Es decir, no tengo ningún prejuicio contra el libro ni mucho menos, por el contrario lo leí porque me resulta más que interesante tanto el tema como el libro y el autor.

Dado lo anterior no quiero contarles el contenido del libro sino hacer nada más que unos pequeños comentarios más elípticos que directos.

Se trata de una serie de conferencias dictadas en el Vaticano hace unos cuantos años.

La primera observación tiene que ver, justamente con esto. Se suele tildar a la Iglesia Católica de oscurantista, ajena a la ciencia, irracional, acientífica, etc, etc, etc. Sin embargo, me resulta curioso que se ignore que el Vaticano sigue siendo una especie de Meca cultural y científica donde se discuten ideas y cuestiones del más alto nivel (en especial la Academia Pontificia de las Ciencias). En el mismo sentido, los creadores de las dos bolas científicas sobre las que se trabajaron todos los temas relativos al origen y al orden del universo viene de dos sacerdotes: Copérnico primero y Lemaitre después.

Hawking hace una especie de historia del big bang y aledaños. Me parece muy significativo que en este punto no cita ni menciona, justamente, a Lemaitre. No tengo mucha idea de estas cuestiones pero hasta donde tenía entendido fue el que proporcionó, sobre la base de Einstein, el primer modelo explicativo de un big bang (también es curioso que esa era la explicación "creacionista" contra los que, siguiendo linealmente a Einstein, pretendían que la materia era eterna).

Otra cuestión que me llamó mucho la atención se refería a las citas. En nuestro ámbito, cuando uno discute con sostenedores de las contemporáneas corrientes de pensamiento, debe justificar una y otra vez si llega a citar a Platón, Aristóteles o, mucho peor, San Agustín o Santo Tomás. Pareciera que para ellos la filosofía comenzó en el siglo XIX y todo lo demás es vetusto y anticuado. Sin embargo, en este ámbito completamente distinto de la ciencia y del pensamiento, me encontré con recurrentes citas a Aristóteles, San Agustín y hasta el mismo Santoto.

Por último, en el mismo sentido y como explicación del párrafo anterior, Hawking recrimina la ausencia de filósofos y se ríe indicando que hoy sólo se dedican al lenguaje. Si bien él admite (y no puede negarse) que hoy los avances y descubrimientos de la física resultan muy inaccesibles para los "no iniciados", la realidad es que tampoco existe la menor pretensión de universalidad. Platón, Aristóteles, San Agustín, Santo Tomás, Descartes, Kant, Hegel y algún otro intentaban explicar la realidad entera. En eso consiste, en definitiva, la filosofía (casi lo mismo que enseñan hoy nuestras facultades).

Hay mucho por estudiar entonces, sólo falta tiempo y coraje.

Natalio