
Asumo que debo dar algunas explicaciones relativas a mi ausencia. Algún improbable interesado en aquellas puede preguntar si, como insinúa Natalio, es el tema religioso el que me ha alejado del blog (y, por lo tanto, de mi supuesto deber con Mary).No me disgusta el tema religioso. De hecho, creo que es el más apasionante y central en la vida de cualquier persona, lo sepa o no (a partir de los 35 años, según Jung, la causa de la mayoría de las neurosis es la falta de respuesta a ese llamado, menos o más oculto, de Dios a todo nuestro ser). Sí creo que es un tema delicado. Un tópico al cual le debemos mucho respeto en la palabra escrita. No estoy de acuerdo, por ejemplo, en que cualquier hijo de vecino opine sobre la validez o no de una Misa por cuestiones litúrgicas; tampoco en que se juzgue a sacerdotes, congregaciones u órdenes religiosas livianamente (mucho menos al Papa). Entiendo que, indefectiblemente, nos erigimos en jueces, incluso al dar lo que creemos es nuestra opinión (que entendemos concordante con la doctrina de la Iglesia, por ejemplo). En este sentido, creo que Natalio es un ejemplo de moderación, respeto y prudencia. Pero también creo que juega con fuego (esto lo hemos conversado en incontables ocasiones). La cuestión es larga y ardua y prefiero solamente bordearla.
Ahora quiero saldar un tema pendiente y decir dos palabras de presentación al jardín de Mary.
Me costó mucho la primera experiencia de lectura. El título del blog, sus símbolos y sus formas tenían, para mí, una sola referencia: El jardín secreto de Frances Hodgson Burnett, la genial escritora norteamericana de origen británico. Esta obra (como, creo, todas las del último período de esa autora) respeta al dedillo el manual de la sociedad teosófica: una sociedad secreta fundada por Madame Blavastky que ha tenido y tiene gran influencia en la mutación de la crisis de nuestro siglo. Sus creencias (que forman, como es obvio en este tipo de sociedades, un cuerpo al que solo unos pocos han tenido acceso por medio de una revelación) son un remozamiento que incluye variados elementos de la gnosis, de la cábala y de las sociedades secretas norteamericanas de comienzos del siglo XIX. La meta es el conocimiento de la sabiduría divina. Al igual que Heráclito, creen que mediante la fe (en lo que transmiten los iluminados y los avanzados, en su caso) y el autoconocimiento, se llega a conocer la realidad toda, la verdad divina. El camino, entonces, es un camino de revelación personal y paulatina. Lo nefasto de la teosofía es que la simplificación doctrinal (que la aleja, por ejemplo, de la cábala) la convierte en un pasto tierno para gurúes, cienciólogos, pseudo místicos, referentes de la autoayuda, pseudo filósofos, psíquicos, etc. Su ámbito de influencia llega más allá de lo que podamos imaginar. Con un poco de disciplina y autoconocimiento Ud. puede ser feliz, liberar toda esa energía negativa que tiene escondida y convertirse en un ser luminoso. Dicho de otra forma, calman el apetito de lo divino que tiene todo nuestro ser con una religión a medida de la época y las circunstancias. Una religión del mundo.
La teosofía tiene, además, otras características y son su lenguaje de símbolos -casi infantil- y un ambiente de bruma y luces difuminadas que nos sitúan en un plano de fantasía. El jardín secreto es eso, el camino de autoconocimiento y revelación de un hombre (representado por la niña Mary Lennox) por donde llega a la verdad fundamental. Cada personaje, cada elemento narrativo, tiene una función. El clima de toda la obra, que nos sitúa en un lugar de fantasía, favorece el tipo de catarsis suave y luminosa que pretende aún hoy esa sociedad secreta.
Entienden ahora por qué me costaba entrar en el blog de nuestra amiga Mary. De hecho, le reprochaba a Natalio su lectura, hasta que entré y quedé maravillado...
Si bien es cierto que Mary, por usar de referencia esa obra (que, de hecho, entiendo como una gran creación literaria) adopta símbolos, reglas y formas que son propias de las creencias de Hodgson (es curioso, pero también se llamaba Hodgson el principal enemigo de esta doctrina en vida de Blavatsky), también es cierto que ha transfigurado todo. Ha dejado lo malo y ha transfigurado lo bueno con su Fe, su inocencia (que es obvia) y con su sólida formación filosófica y teológica.
Mary ha creado un mundo de fantasía. Un espacio que tiene sus reglas, su gente, su clima, su topografía. Un mundo que parece desgranarse en la palma de la mano. Es imposible no salir contagiado de su bruma luminosa (nubes que, aquí sí, dejan ver la verdadera Luz de todo hombre). Su estilo poético y británico exigen de este blog un poco de paciencia. No es un blog que se pueda leer en un descanso de diez minutos de la labor diaria. Hay que entrar a su mundo, estar, dejarse llevar y luego empezar a disfrutar.
Mary tiene sus autores de preferencia en materia teológica, filosófica y literaria (no las enunciaré aquí; si ud. quiere descubrirlas, entre en su jardín); también tiene sus tópicos favoritos. Esas preferencias de autores y tópicos (tan lejana a la teosofía, tan rica y delicada a diferencia de esa doctrina) no son una gran originalidad. Sí es original su combinación y puesta en escena con un estilo tan poético y tan esencial.
Kierkegaard (y con su mención develo, sin quererlo, una preferencia de Mary) es el primer pensador que analizó al detalle una peculiaridad de la tragedia que puede simplificarse así: toda obra trágica recurre a la historia porque de esa forma el lector/espectador logra una identificación mayor con el héroe, se siente vinculado a él y experimenta en su propia carne los sucesos que a éste le acaecen (una comprobación fácil y tosca es el recurso "hollywoodense" de incluir la frase: "basada en hechos reales" al comienzo o final de alguna película, lo que emociona mucho más al desprevenido espectador). Esta peculiaridad podría ampliarse a toda obra dramática en general y, por lo tanto, a cualquier relato profundo de vivencias humanas. Trasladado al ámbito "blogístico" (disculpen el sinfín de licencias de todo tipo que me tomo), entiendo que cuando el autor de un post escribe desde su experiencia personal o desde el ápice de su alma, el lector lo siente. Y no sólo eso; el lector sabe que puede salir transformado.
Mary transforma de muchas maneras, pero hay un tema en el cual hace pie que la pinta de cuerpo entero: la amistad. Mary (es curioso llamarla así pero no sabemos su nombre verdadero; es curioso, también, que parte de la obra de Kierkegaard se perdió debido a la multitud de seudónimos que usaba) tiene buenos amigos (concretamente, una buena amiga, según parece) y eso se nota. Es muy difícil encontrar el verdadero concepto de amistad vivido y transmitido como ella lo hace; una amistad bañada por el Amor Todopoderoso.
Y Mary busca que sus lectores sean sus amigos (en un grado distinto de relación), ese es su secreto. Por eso no agrede, no juzga, no ataca. Por eso es optimista, inocente y luminosa. Por eso tiene siempre abiertas las puertas de su jardín.
Me costó mucho la primera experiencia de lectura. El título del blog, sus símbolos y sus formas tenían, para mí, una sola referencia: El jardín secreto de Frances Hodgson Burnett, la genial escritora norteamericana de origen británico. Esta obra (como, creo, todas las del último período de esa autora) respeta al dedillo el manual de la sociedad teosófica: una sociedad secreta fundada por Madame Blavastky que ha tenido y tiene gran influencia en la mutación de la crisis de nuestro siglo. Sus creencias (que forman, como es obvio en este tipo de sociedades, un cuerpo al que solo unos pocos han tenido acceso por medio de una revelación) son un remozamiento que incluye variados elementos de la gnosis, de la cábala y de las sociedades secretas norteamericanas de comienzos del siglo XIX. La meta es el conocimiento de la sabiduría divina. Al igual que Heráclito, creen que mediante la fe (en lo que transmiten los iluminados y los avanzados, en su caso) y el autoconocimiento, se llega a conocer la realidad toda, la verdad divina. El camino, entonces, es un camino de revelación personal y paulatina. Lo nefasto de la teosofía es que la simplificación doctrinal (que la aleja, por ejemplo, de la cábala) la convierte en un pasto tierno para gurúes, cienciólogos, pseudo místicos, referentes de la autoayuda, pseudo filósofos, psíquicos, etc. Su ámbito de influencia llega más allá de lo que podamos imaginar. Con un poco de disciplina y autoconocimiento Ud. puede ser feliz, liberar toda esa energía negativa que tiene escondida y convertirse en un ser luminoso. Dicho de otra forma, calman el apetito de lo divino que tiene todo nuestro ser con una religión a medida de la época y las circunstancias. Una religión del mundo.
La teosofía tiene, además, otras características y son su lenguaje de símbolos -casi infantil- y un ambiente de bruma y luces difuminadas que nos sitúan en un plano de fantasía. El jardín secreto es eso, el camino de autoconocimiento y revelación de un hombre (representado por la niña Mary Lennox) por donde llega a la verdad fundamental. Cada personaje, cada elemento narrativo, tiene una función. El clima de toda la obra, que nos sitúa en un lugar de fantasía, favorece el tipo de catarsis suave y luminosa que pretende aún hoy esa sociedad secreta.
Entienden ahora por qué me costaba entrar en el blog de nuestra amiga Mary. De hecho, le reprochaba a Natalio su lectura, hasta que entré y quedé maravillado...
Si bien es cierto que Mary, por usar de referencia esa obra (que, de hecho, entiendo como una gran creación literaria) adopta símbolos, reglas y formas que son propias de las creencias de Hodgson (es curioso, pero también se llamaba Hodgson el principal enemigo de esta doctrina en vida de Blavatsky), también es cierto que ha transfigurado todo. Ha dejado lo malo y ha transfigurado lo bueno con su Fe, su inocencia (que es obvia) y con su sólida formación filosófica y teológica.
Mary ha creado un mundo de fantasía. Un espacio que tiene sus reglas, su gente, su clima, su topografía. Un mundo que parece desgranarse en la palma de la mano. Es imposible no salir contagiado de su bruma luminosa (nubes que, aquí sí, dejan ver la verdadera Luz de todo hombre). Su estilo poético y británico exigen de este blog un poco de paciencia. No es un blog que se pueda leer en un descanso de diez minutos de la labor diaria. Hay que entrar a su mundo, estar, dejarse llevar y luego empezar a disfrutar.
Mary tiene sus autores de preferencia en materia teológica, filosófica y literaria (no las enunciaré aquí; si ud. quiere descubrirlas, entre en su jardín); también tiene sus tópicos favoritos. Esas preferencias de autores y tópicos (tan lejana a la teosofía, tan rica y delicada a diferencia de esa doctrina) no son una gran originalidad. Sí es original su combinación y puesta en escena con un estilo tan poético y tan esencial.
Kierkegaard (y con su mención develo, sin quererlo, una preferencia de Mary) es el primer pensador que analizó al detalle una peculiaridad de la tragedia que puede simplificarse así: toda obra trágica recurre a la historia porque de esa forma el lector/espectador logra una identificación mayor con el héroe, se siente vinculado a él y experimenta en su propia carne los sucesos que a éste le acaecen (una comprobación fácil y tosca es el recurso "hollywoodense" de incluir la frase: "basada en hechos reales" al comienzo o final de alguna película, lo que emociona mucho más al desprevenido espectador). Esta peculiaridad podría ampliarse a toda obra dramática en general y, por lo tanto, a cualquier relato profundo de vivencias humanas. Trasladado al ámbito "blogístico" (disculpen el sinfín de licencias de todo tipo que me tomo), entiendo que cuando el autor de un post escribe desde su experiencia personal o desde el ápice de su alma, el lector lo siente. Y no sólo eso; el lector sabe que puede salir transformado.
Mary transforma de muchas maneras, pero hay un tema en el cual hace pie que la pinta de cuerpo entero: la amistad. Mary (es curioso llamarla así pero no sabemos su nombre verdadero; es curioso, también, que parte de la obra de Kierkegaard se perdió debido a la multitud de seudónimos que usaba) tiene buenos amigos (concretamente, una buena amiga, según parece) y eso se nota. Es muy difícil encontrar el verdadero concepto de amistad vivido y transmitido como ella lo hace; una amistad bañada por el Amor Todopoderoso.
Y Mary busca que sus lectores sean sus amigos (en un grado distinto de relación), ese es su secreto. Por eso no agrede, no juzga, no ataca. Por eso es optimista, inocente y luminosa. Por eso tiene siempre abiertas las puertas de su jardín.
Gregorio Santopoco