domingo, 12 de abril de 2020

El último condenado a muerte por el Sanhedrin





Dios escribió la historia de un modo tan claro como bello. Cada uno aporta y escribe siguiendo sus propios lineamientos, su “pedacito” de historia que se enlaza, sin que nosotros mismos lo advirtamos, en un Logos total. Descubrir esto en cada momento es “mágico” y bello.

No obstante eso, que transcurre en cada segundo de la historia, hubo un momento donde esa Historia Eterna se mezcló con el tiempo. Los actores de reparto que participan del Logos eterno se cruzaron con el Logos Eterno hecho persona e interactuando en el tiempo. Eterno y temporal a la vez Cristo es la Paradoja más bella del tiempo y del espacio.

Mirar de este modo la historia vuelve fascinante el descubrir los senderos divinos que se bifurcan primero y se vuelven millares después. La Teología de la Historia apasiona en cada detalle. Hoy, que celebramos el paso de la muerte a la vida, comparto uno donde se bifurcan los caminos del judaísmo y del cristianismo. 

El judaísmo perdió, con la llegada de Cristo Mesías, su razón de ser como religión autónoma. Cristo torna pleno al judaísmo permaneciendo el pueblo elegido como un la rama troncal de una religión ahora universal. Con Cristo se vuelve vana toda la tradición halájica del judaísmo y con el sacrificio de Cristo en la Cruz se torna innecesario todo sacrificio (por eso, en términos de teología de la historia, el Templo desaparece en ese tiempo). Estos datos objetivos reconfiguran al judaísmo como una religión nueva y distinta que se reinventa primero con la redacción del Talmud de Babilonia y luego con diversos hechos y personajes en la diáspora.

De esos datos hay uno particular muy interesante que recoge el Talmud. Cristo es también el último condenado a muerte por el Sanhedrin. Después de su muerte El Sanhedrin se proclama exiliado y abandona para siempre su Cámara de residencia (la Cámara de la Piedra Partida).

Este relato se encuentra en el Tratado de Shabbat 15a. No voy a hacer una traducción literal sino que cuento para que se entienda.

Se están refiriendo distintos hechos y en esa línea se dice: “Cuarenta años antes de que el templo sea destruido (el templo se destruye en el año 70 por lo que estamos en el año 30 y, más allá de la precisión exacta, es claramente la fecha de la muerte de Cristo) el Sanhedrin fue exiliado de la Cámara de la Tierra Partida y se asentó en tiendas en el monte del templo. Sobre esto último la Gemará se pregunta cuál es la consecuencia de esa frase. Un Rabí contesta que es porque no se juzgarían más casos de castigo. La Gemará plantea: ¿cómo va a ser porque no se imponen más castigos si por muchas generaciones después de que el templo fue destruido se siguieron juzgando casos y poniendo penas? A lo que contesta: no se volvieron a poner penas capitales. La autoridad de imponer la pena de muerte fue arrebatada del Sanhedrín y por eso abandonaron la Cámara de la Piedra Partida. Desde ese momento no tiene más un lugar designado ni autoridad para juzgar casos de pena de muerte”.

Un eslabón más en la cadena que articula misteriosamente las relaciones entre la “religión judía” (como tal, la que rechaza el cristianismo) y el misterio de Cristo. Como todo (la profecía del Sumo Sacerdote, la destrucción del templo, etc.) uno puede explicarlo racionalmente diciendo que luego de la muerte de Cristo se les armó un problema político serio y es verdad. No obstante, uno puede dedicarse a ver en ellos los mensajes Eternos De Dios que calzan en un rompecabezas dinámico y eterno a la vez. El rompecabezas de la Paradoja aparece una y mil veces en el Talmud y en todos lados.

Felices Pascuas.


Natalio


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