martes, 4 de noviembre de 2008

La Piedra Angular



Los judíos terminaron (hace dos semanas) en la fiesta de Sucot (de la cual hablé en su momento) con la lectura anual de la Torá. Llegan hasta el último punto del Deuteronomio y empiezan de nuevo (girando todo el rollo) por Génesis 1, en la primera Parasha que se llama, justamente, Bereshit (Génesis).

En la tradición jasídica se entienden comprendidos, en ese sábado, todos los demás y en ese trozo de la Torá (Génesis 1: el relato de la creación, la caída de Adán y Eva, etc.) todas las demás lecturas de la revelación.

En la Midrash (comentarios exegéticos a la Torá) se encuentra una idea antiquísima: Dios crea al mundo mirando la Torá. Es decir, se dice que antes de crear el mundo (se habla de 2.000 años antes) Dios crea la Torá la cual le sirve de "mapa" o "plano" para crear al mundo.

Esta idea es el fundamento último también de las ideas cabalíticas y gnósticas que entienden que en la revelación se encuentran todas las soluciones a cualquier problema o encrucijada que surja en el mundo. Si la Torá es el plano de toda la realidad física y espiritual debemos acudir a la Escritura en busca de respuestas. Éste es, generalmente para este tipo de tendencias, el nivel más alto de codificación de la revelación sólo apto para iniciados. Más allá de alguna realidad que pueda tener la idea siempre me resultó curioso que "lo más elevado" es, en rigor, lo más bajo. Si la revelación me enseña grandes secretos de la ciencia o la medicina poco me importan en comparación con lo otro que me enseña: los secretos de Dios. Aclaro de nuevo, no es que considere que no es importante (si realmente fuera así), simplemente me parece que no es lo "más elevado" que puede mostrame la revelación.

En cualquier caso, retomando el hilo, lo importante es la idea: Dios crea al mundo y al hombre a través de la Torá. Por esta razón los judíos buscan a Dios mediante el cumplimiento riguroso de la Torá, ése es el mapa que los conduce al Padre.

En este contexto aparece Cristo en el mundo y se ubica como reemplazo, fin y plenificación de la Torá. Dice: el nuevo mapa soy Yo, Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Ya no justifica la Torá, justifico Yo. Ya no sigan a la Torá siganme a mí (que no modifico ni una coma de la Torá).

Esta es la clave para entender infinidad de cosas que van desde el sentido de Justicia y justificación en Cristo o en la Torá (todo San Pablo) hasta la problemática relativa al modo de supervivencia de toda la "Antigua Alianza" en la Nueva que empieza con la disputa de Pedro y Pablo en el primer concilio y continúa, transformada, hasta nuestros días.

Hoy me voy a limitar -habiendo señalado el camino del que se desprenden infinidad de senderos (algunos de los cuales retomaremos otro día)- a una aplicación que tiene que ver, justamente, con la parasha Bereshit.

Cuando San Juan inicia su evangelio con las palabras "En el principio" (Génesis, Bereshit) no se trata de una casualidad, está reescribiendo (en su dimensión plena) la creación del mundo. "...era el Verbo (Logos)". Juan reemplaza la antigua idea de Torá como Logos por Cristo y por eso dice "Por Él fueron hechas todas las cosas: y sin Él no se ha hecho cosa alguna de cuantas han sido hechas".

¿Por qué los judíos, que tienen tantos elementos al alcance, no pueden ver tanta evidencia? Porque "están sumergidos en la incredulidad para dar lugar a la misericordia que vosotros habéis alcanzado, a fin de que a su tiempo consigan ellos también misericordia". (Rom. 11, 31)

Un misterio eterno que, aunque le vengo pasando cerca desde hace un tiempo, no me animo a afrontar todavía.

Sin embargo, algunos como Neusner o Buber tuvieron la oportunidad de verlo con alguna claridad. ¿Y qué pasó? Les faltó la dimensión social del mesianismo que esperaban, el mundo no se transformó en paz y amor después de la venida de Cristo.

¿No es raro que viéndolo tan claramente no lo hayan entendido? No, el Evangelio de hoy lo explica (y explica también Rom. 11, 31): los invitados en primer lugar tenían cosas temporales que atender y, gracias a que ellos no quisieron ir, nos invitaron a nosotros.


Natalio



8 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que en parte por eso se tiene como tradición inmemorial que los judíos de buena voluntad se convertirán en la Segunda Venida cuando se cumplirán las promesas del Antiguo Testamento en su dimensión social.

Natalio Ruiz dijo...

Podría ser, no sé.

Siempre pensé que la conversión de la que hablan Cristo y San Pablo sería antes de la segunda venida.

Gracias por el comentario Coronel y bienvenido.

Respetos.
Natalio

Mary Lennox dijo...

Natalio a mí ese por qué me intriga desde mí conversión, se ve la continuación tan clara y evidente que uno se pasma de que ellos no la vean a mi me pasa con mi abuela, cuantas laaargas discusiones y charlas al respecto. Siempre hay una parte que se les escapa; porque como dice Pablo Cristo produce Scándalo, absurdo a la razón, sea porque o lo ven como un moralista fracasado o como un mesías que no jugó bien las cartas. No leen Isaías y el siervo sufriente, ni David y sus salmos; mejor dicho sí los leen, pero viendo no ven y oyendo no oyen. Sin embargo, al respecto no sé si conoce la historia del que fue el Gran Rabino de Roma durante la segunda guerra, el cual se convirtió al ver la continuidad que había entre los dos testamentos, su Nombre era Israel Zoller y de Bautizado pasó a Eugenio Zolli por el Papa Pio XII a quien el mismo agradeció su ayuda. Obviamente es un apostata para ellos, pero un caso impresionante para nos.
Sí la conversión de Israel en masa sera justito antes de que venga, ahí no mas les va a caer la ficha y "miraran al que han traspasado", y ahí los primeros llamdos volverán a la casa del padre y cumplirán su vocación.
Cariños
Mary

Natalio Ruiz dijo...

Es un tema lindo, estimada Mary, donde hay un misterio teológico de por medio.

Conozco el caso de Eugenio Zolli y el de otros parecidos, son muy interesantes.

Seguramente volveremos para seguir dando vueltas al problema aunque, con seguridad, sin comprenderlo nunca del todo.

Respetos.

Natalio

Rublev Mayer dijo...

Me alegra saber que la pequeña Mary Lennox es una conversa hebrea que acepta a Nuestro Señor Jesucristo como Mesías. Desde ya comprometo mis oraciones por ella y su fidelidad en el Catolicismo en momentos de muchas prevaricaciones. El Señor la ha de ayudar sin duda.

Rublev Maier

Mary Lennox dijo...

¡¡Gracias Don Rubliev!!
Son agradecidas las oraciones siempre.
Saludos
Mary
Natalio: ¡¡es un tema apasionante!!
Mary

Anónimo dijo...

Estimado Sr. Ruiz: Perdone mi demora en responder. Aprovecho para felicitarlo por su hija.

Respecto a la conversión de los judíos, tanto San Justino (en su diálogo con el judío Trifón) como Cornelio à Lapide dan por cierto que la conversión se producirá con el cumplimiento temporal de las promesas de Israel. Y de hecho, parece ser el parecer del Catecismo (n. 674). Recomiendo en general repasar toda esa sección del Catecismo donde, como dice el profesor Canals Vidal, el Papa se pronuncia sobre numerosas cuestiones que hasta ese entonces eran meras probabilidades cuando no sospechosas de milenarismo.

Natalio Ruiz dijo...

Gracias Coronel.

Justamente el asunto del milenarismo es lo que me hace ser más prudente al opinar.

No sé, demasiado profundo para mis conocimientos.

Respetos.

Natalio