martes, 4 de mayo de 2010

La Justicia y la Paz se besan


Dice Cristo en el Evangelio de hoy: "Les dejo la Paz les doy mi Paz".

Dice el Salmo 84 (hablando de la llegada del Mesías):

"...la misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la Paz se besan;"

Dice el Salmo 71:

"... que en sus días florezca la Justicia
y la Paz hasta que falte la luna...".

Dice la Oración por la Patria (que de nuevo nos hacen rezar):

"...aborreciendo el odio y construyendo la paz"

Como es sabido, los judíos utilizan la palabra "Shalom" para designar la paz. El concepto de Shalom se repite como bendición/saludo entre ellos constantemente. También es constante el encontrar frases del tipo "construir Shalom", "edificar Shalom", "hacer Shalom" (en nuestra oración construyendo Shalom....), etc.

Hace un par de años escuchaba a un rabino explicar el significado del término Shalom. No recuerdo muy bien los términos exactos pero sí recuerdo que destilaba un muy frecuente desprecio por el mundo occidental (y cristiano, claro, porque los judíos ortodoxos no son nada ecuménicos). Decía que "Shalom" no era lo que los occidentales, y en especial los cristianos, denominaban "Paz"; que para occidente paz era ausencia de guerra o, casi como una extensión, ausencia de odio; que los cristianos tenían una caricatura de la paz, algo hippidélico. Que nada de eso era Shalom.

Y a esta altura hay que reconocer que el Rabino es muy ignorante respecto del Cristianismo y la filosofía occidental aunque bastante certero con el pensar y el "sentir" de muchos cristianos que ven una línea directa Cristo-San Francisco-John Lennon-Gandhi-Greenpeace. Esta concepción de la paz es negativa "no guerra, no violencia, no agresión, no odio, resistencia pasiva, etc.".

Por el contrario, decía el Rabino, Shalom no es negativo, es positivo. Y siguió un discurso hermosísimo sobre el sentido del término Shalom en las Escrituras, en el Talmud, en los Sabios, etc. Para no hacérselo demasiado largo se los cuento en su versión condensada, agregada y mejorada: la Paz es la tranquilidad en el orden (dice el Cristiano San Agustín). Y con eso no les estoy resumiendo toda la tradición Judía sino que le estoy sumando varios tantos. Aunque seguramente al rabino, desconocedor de nuestra tradición, la frase le hubiera parecido portentosa de haberla encontrado en la Mishná.

Pero vamos ahora a la Justicia.

Si vemos la tradición romana encontraremos que la Justicia es la "constante y perpetua voluntad de dar a cada uno lo suyo", es decir, es la virtud de dar a cada uno lo que le corresponde.

Si miramos la tradición judía (y de modo análogo la Platónica) la Justicia es virtud totalizante. No es tanto una virtud particular sino (dicho en charla de café) "la suma de las demás virtudes". El Justo es el santo y la Justicia se parece a la santidad.

Ahora bien, si la justicia consiste en dar a cada uno lo suyo podemos preguntarnos, con alguna lógica ¿y cómo sabemos qué es lo suyo de cada uno? Y la respuesta está en un lugar que ya comenzamos a explorar en este blog: la Naturaleza. Y por eso hablamos de un derecho natural como lo que corresponde de acuerdo con la naturaleza y de un orden (disposición de cosas iguales y diferentes en función de un fin) natural y de una ley natural, etc.

Y entonces si cada uno tiene lo suyo (Justicia) dispuesto en función del fin (Orden) nos encontramos con que existe "tranquilidad en el orden" (Paz) y entonces sí: "la justicia y la paz se besan".

Y entonces los judíos desde su propia tradición arriban a algo muy similar y dicen: cuando esto pase se cumple el Salmo y viene el Mesías. Con lo cual volvemos a una idea recurrente en el judaísmo que ya les conté: la construcción de Shalom es lo que hace que venga el Mesías, cuanto antes se construya el Shalom antes viene el Mesías, haciendo el bien llamo al Mesías.

Y por eso repiten y se repiten que hay que construir Shalom. Hay que construir la paz (y nuestra oración repite....).

Todo muy lindo pero les falta una parte de la película ¡El Mesías ya vino, nació, murió y resucitó! ¡Aleluya!

Y nos trajo la Paz que no viene del mundo sino de arriba. Los judíos construyen la paz de abajo nosotros difundimos la Paz de arriba porque la Paz de Cristo no es la que da el mundo. No hay que construir la Paz hay que difundirla.

¿Y lo de la naturaleza? Está todo muy bien y sigue siendo así. La Gracia (por la que nos llega la Paz) es también Naturaleza dice Santoto, es segunda Naturaleza.

¡La Paz contigo peregrino!

Natalio

Pd: Otro día volvemos sobre el "Buca la Paz y corre tras ella".


4 comentarios:

javier dijo...

Oiga, Don Natalio, esta entrada suya me parece hermosa. No me parecería más admirable si la hubiera encontrado en la Mishná. Voy a recomendarla en mi blog con su permiso (presunto).

Respetos probados.

Vicens.

Unknown dijo...

Uno está en paz cuando nada le mueve al temor; sobre todo de sí mismo
Pues solo se destruye lo que se odia o se teme
Y nada se odia más que temerse a uno mismo

De nuevo un saludo

el Athonita dijo...

Buena entrada! En el fondo limba aquella controversia entre realismo e idealismo; que en materia moral implica la alternativa entre un ‘secuela esse’ o el maldito imperativo categórico.

En 1795 Kant escribía su célebre “La Paz perpetua”, donde afirma: “la paz es algo que debe ser instaurado”. La frase es casi un ícono, cual la paloma volviendo al arca con el olivo. Pero esconde una de las perversiones más sordas de la modernidad.
Hacer o deshacer: he ahí la cuestión.
Partir de la premisa: el mundo y el hombre son un caos completo y cual escriba sobre hoja en blanco, hay que formar la conciencia y construir los valores. O bien: Dios lo hizo todo y lo hizo muy bien. Después vinimos nosotros y embarramos el asunto. ¿La tarea moral? Limpiar, remover, deshacer para dejar emerger la veta limpia, la versión original de lo que yace, tapado, bajo el hollín de nuestros desaciertos.
Mientras las morales modernas insisten en que se trata de poner lo que falta, el cristianismo pareciera insistir en que se trata de quitar lo que sobra. En lo que atañe al planteo de Ruiz: hacer la paz o dejar en paz.

¡Qué bien lo ha explicado Pinckaers esto (y tras él, entre nos, el querido Basso, OP tb)!

Los antiguos decían: “Pax est in rebus”: hay paz en las cosas. Es que en el Principio era la Paz y la Paz estaba junto a Dios y la Paz era Dios, y en Ella fue hecho todo cuanto existe.... Si en el hondón de nuestro mundo sólo habita el Leviatán, sólo cabrá intentar una “paz contractualista”, una paz de insulso sabor a pacto de convivencia. Es la paz kantiana que hay que “instaurar” desde el deber ser. Es la paz que hay que poner, que hay que hacer, a fuerza de lo que sea... incluso a fuerza de fuerza. Es -tal vez- el fundamento último de la perversa “guerra preventiva”.
En cambio, si en las entrañas del mundo no habita sólo el Leviatán sino el Cordero, si la paz es y está antes y por debajo de nuestras guerras y odios, no hay nada que poner, sino mucho que quitar. La paz no habrá que construirla sino habilitarla, dejarla ser; habrá que permitir emerger desde las propias entrañas ese mundo vincular y vinculante, ese instinto de comunión, ese impulso primordial a ser Uno con el Todo.

Como remata Benedicto: la Caridad es y está antes que nosotros.

Walter E. Kurtz dijo...

Natalio: No sé si observaste que en las Preces de laudes del sábado pasado se decía "Haz que nuestra vida, oculta en Ti con Cristo, brille en el mundo, para que aparezcan los cielos nuevos y la tierra nueva". Se me ocurre que hay una relación con tu entrada.