Ayer pensaba sobre lo trágico de la situación actual de nuestra querida Argentina.
Más allá del asunto de las retenciones y todo el circo trágico que las rodea estamos asistiendo al completo derrumbe de nuestras instituciones. Dos hechos gravísimos, relativos a la estructura institucional de país, han ocurrido en los últimos días pero, lo que es peor, ninguno llamó demasiado la atención de nadie.
En abril de este año nuestro Ministro de Justicia había dictado una resolución en virtud de la cual las fuerzas de seguridad debían informarlo (personalmente) antes de cumplir cualquier orden judicial. Es decir, para "poder" ejecutar una orden del "poder" judicial se necesita informar primero al "Poder" ejecutivo. En otras palabras, el "poder" judicial está supeditado en cuanto a su forma, oportunidad y circunstancias al "Poder" ejecutivo. Para cerrar la idea: el "poder" judicial no tiene "poder", el "Poder" lo tiene sólo el "Poder" ejecutivo. (Hoy parece que derogó la resolución para "discutirla" con el "poder" judicial)
Con motivo de la farsa deliberativa en el congreso tuvimos oportunidad, también ayer, de oír a un funcionario de gobierno (citando a Perón supuestamente) diciendo que los diputados del oficialismo que no votaran el proyecto del ejecutivo serían expulsados del bloque. La pregunta que se impone entonces es ¿para qué son muchos? ¿por qué no mandan a uno solo que diga lo que hay que hacer? Es decir, el "poder" legislativo oficialista (que es lo mismo que decir "poder legislativo" simpliquiter loquendo por su mayoría) está supeditado a que actúe de acuerdo con lo ordenado por el "Poder" ejecutivo. Para cerrar la idea: el "poder" legislativo no tiene "poder", el "Poder" lo tiene el "Poder" ejecutivo.
En estas cosas pensaba cuando me tropecé con la palabra italiana "ossimoro", en castellano, "oxímoron": Combinación en una misma estructura sintáctica de dos palabras o expresiones de significado opuesto, que originan un nuevo sentido (según la Real Academia).
Como este tipo de palabras despiertan mucho mi curiosidad decidí abrir las puertas del ropero y encontré un mundo inmenso armado en torno a esta simpática idea. De todo ese mundo les recomiendo la ¡página de internet! http://www.oximoron.com/ y, encontrado también en este mundo de nuevo, un soneto que siempre me fascinó de Quevedo:"Es hielo abrasador".
Pero, volviendo al punto, también me hizo pensar en el propio oxímoron que tenemos por país en el cual "los poderes no pueden".
Curiosamente, la definición que más me gustó de la palabra es la que encontré en el diccionario italiano: feliz unión de dos ideas contradictorias. Digo que es curioso porque en nuestro caso debiéramos cambiar la palabra "feliz" por "trágica".
Natalio
Más allá del asunto de las retenciones y todo el circo trágico que las rodea estamos asistiendo al completo derrumbe de nuestras instituciones. Dos hechos gravísimos, relativos a la estructura institucional de país, han ocurrido en los últimos días pero, lo que es peor, ninguno llamó demasiado la atención de nadie.
En abril de este año nuestro Ministro de Justicia había dictado una resolución en virtud de la cual las fuerzas de seguridad debían informarlo (personalmente) antes de cumplir cualquier orden judicial. Es decir, para "poder" ejecutar una orden del "poder" judicial se necesita informar primero al "Poder" ejecutivo. En otras palabras, el "poder" judicial está supeditado en cuanto a su forma, oportunidad y circunstancias al "Poder" ejecutivo. Para cerrar la idea: el "poder" judicial no tiene "poder", el "Poder" lo tiene sólo el "Poder" ejecutivo. (Hoy parece que derogó la resolución para "discutirla" con el "poder" judicial)
Con motivo de la farsa deliberativa en el congreso tuvimos oportunidad, también ayer, de oír a un funcionario de gobierno (citando a Perón supuestamente) diciendo que los diputados del oficialismo que no votaran el proyecto del ejecutivo serían expulsados del bloque. La pregunta que se impone entonces es ¿para qué son muchos? ¿por qué no mandan a uno solo que diga lo que hay que hacer? Es decir, el "poder" legislativo oficialista (que es lo mismo que decir "poder legislativo" simpliquiter loquendo por su mayoría) está supeditado a que actúe de acuerdo con lo ordenado por el "Poder" ejecutivo. Para cerrar la idea: el "poder" legislativo no tiene "poder", el "Poder" lo tiene el "Poder" ejecutivo.
En estas cosas pensaba cuando me tropecé con la palabra italiana "ossimoro", en castellano, "oxímoron": Combinación en una misma estructura sintáctica de dos palabras o expresiones de significado opuesto, que originan un nuevo sentido (según la Real Academia).
Como este tipo de palabras despiertan mucho mi curiosidad decidí abrir las puertas del ropero y encontré un mundo inmenso armado en torno a esta simpática idea. De todo ese mundo les recomiendo la ¡página de internet! http://www.oximoron.com/ y, encontrado también en este mundo de nuevo, un soneto que siempre me fascinó de Quevedo:"Es hielo abrasador".
Pero, volviendo al punto, también me hizo pensar en el propio oxímoron que tenemos por país en el cual "los poderes no pueden".
Curiosamente, la definición que más me gustó de la palabra es la que encontré en el diccionario italiano: feliz unión de dos ideas contradictorias. Digo que es curioso porque en nuestro caso debiéramos cambiar la palabra "feliz" por "trágica".
Natalio
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