El domingo estuve en misa en el Seminario de la Fraternidad San Pío X en La Reja (después de mucho tiempo sin asistir) y el lunes (día de la Inmaculada) volví a mi parroquia habitual.
Ya hemos hablado aquí de liturgia y lo seguiremos haciendo.
Pero antes de adentrarnos en el tema del post, algunas alusiones concretas a las misas.
Los que me conocen saben, los que leen el blog intuyen y a los que no les cuento: no soy lefebvrista ni muchísimo menos. Valoro muchísimo a Mons. Lefebvre a quien considero, más allá de su concreto pifie, un verdadero hombre santo que supo luchar contra muchas miserias humanas de la Iglesia por un lado y con morbosos sedevacantistas por otro que lo hostigaban día y noche (y en definitiva generaron su desobediencia objetiva). Ahora, los lefebvristas son cosa muy distinta y, sin querer generalizar (porque, de verdad, no se puede), hay un aire que me resulta difícil de respirar.
No obstante ello debo decir que las dos misas "solemnes" a las que asistí no se parecían en nada, no se percibe ninguna continuidad y, hay que admitirlo, cuesta creer que estén "haciendo" lo mismo (no pasa lo mismo en las misas diarias donde el "show" no es tanto y se percibe claramente la línea litúrgica entre las dos). Aclaro que lo que las hace tan diferentes son más abusos y extralimitaciones que la liturgia misma pero, en definitiva, ellas son resultado de la elasticidad del rito. Pero bueno, para eso está la Fe y la Iglesia. Cristo se "anonadó" de su condición divina y sigue haciéndolo (o, mejor, lo siguen haciendo anonadarse los que juegan a su antojo con el misal).
Percibí también la importancia de la conservación de la misa por Lefebvre, la Fraternidad y todos los "eclesiadeisistas". Es decir, cuando uno asiste a las misas "motupropistas" de Buenos Aires (no así en otros lugares donde las celebran sacerdotes que nunca dejaron de hacerlo) se encuentra con cierta artificialidad del rito (aunque exista muy buena voluntad) por falta de conocimiento pero, en especial, por falta de connaturalidad con él. Los que siempre la celebraron y la conservan lo hacen con una belleza completamente diferente.
También es una pena que la Fraternidad celebre un rito distinto al que juraron (que incluía las modificaciones de Juan XXIII). Si bien hay algunas cuestiones y modificaciones de segunda importancia hay otras que eran necesarias. En ese sentido el segundo "confiteor" (que tenía un sentido específico con el catecumenado) me resulta ridículo, la conserva por la conserva.
Pero vamos al punto.
En la misa del domingo entendí (antes no podía comprenderlo por parte de un sacerdote, quizás porque conozco de chico el rito "tridentino") la incomprensión y la sensación de lejanía que esa Misa le generó a "Todo era bueno" (un blog que sigo siempre con interés aunque a veces con diferencias) en un post sobre "la misa tradicional" y sus comentarios.
Se trata, efectivamente, de algo lejano e inaccesible para alguien que se acerca sin preparación, para el curioso, para el novato, para el apático, etc. Pero ¿no resulta lejano e inaccesible a la razón que un Dios acepte anonadarse en un trozo de pan porque un hombre dijo ciertas palabras?
No niego que la Iglesia atravesara, desde antes del concilio, cierto distanciamiento de los fieles en varias cuestiones. Ahora, no creo que se trate sólo de una cuestión de rito (lo sustancial de la misa) y de apertura total.
El Misterio es Misterio y si lo quieren hacer entender lo único que logran es desentender a los demás.
El Misterio está ahí, siempre presente para quien se quiera acercar, y cada uno lo hace en la medida de sus posibilidades o intereses.
Eso me recordó a otro post, de otro blog (que también leo frecuentemente), de otro sacerdote donde unió (por un asunto pastoral) el tema religioso con el futbolístico.
Ese post me sirvió para pensar lo "litúrgico" del fútbol.
En los comentarios decía que, en ese rubro, me sorprendía el reemplazo medio burdo que se daba en mucha gente del antiguo domingo religioso por el domingo deportivo.
El domingo es el día del fútbol (o del automovilismo, vale igual o más). Toda la semana se espera el partido del domingo. Se discute quién y cómo jugarán. Se hacen declaraciones, se estudian formaciones, se escucha a "los doctores del fútbol", etc.
El domingo es "el día". Juntarse con la banda para ir al partido (el fútbol es algo comunitario) y se va, con banderas, gorros y otros estandartes, en procesión hasta el templo.
Una vez en la cancha todo es nervio y ansiedad hasta que aparece el sacerdote (perdón, el equipo) y la liturgia comienza.
Si el lector ha estado en una cancha de fútbol sabrá que (salvo las plateas más bajas) poco se distinguen los jugadores desde la tribuna. Ahora ¿es necesario? No, en absoluto. Todos saben quién es quién en cada rincón de la cancha, no necesitan que les indiquen la formación porque ya la conocen, saben incluso, la formación del equipo contrario. Es más, le conocen los problemas familiares a los 23 tipos que están en la cancha.
Pero hay más. Si miran cualquier partido verán que hay algunos pobres tipos que se pasan el partido debajo de una bandera sin ver nada u otros que se mantienen de espaldas al partido para incentivar el aliento. Es decir, no ven el partido pero están porque deben cumplir una función. No saben lo que pasa pero les cuentan, algo ocurre y ellos cumplen su función.
¿Y por qué todo esto? Porque verdaderamente les interesa. Porque el fútbol (y su equipo en particular) es la razón de su existencia. Porque el tiempo gira en función de esas dos horas. Porque para eso adoctrinan y le enseñan a sus niños, etc.
Lo mismo pasa con el Misterio. Al que le interesa se acerca y se acerca en la medida de su interés. Si se acercan a las misas según el rito extraordinario verán montones de gente que apenas saben leer con sus mantillas y misales. Verán a muchos con cara de serios que no entienden mucho que pasa pero saben "que algo está pasando". Verán a muchos que estudian latín para adentrarse un poco más en el misterio.
Por el contrario veo gente en mi parroquia que está tan familiarizada con todo que no le resulta extraordinario que su Dios esté presente en un pedazo de pan y un poco de vino.
No quiero absolutizar en un sentido ni en otro ni, mucho menos, pretendo denostar la liturgia del rito ordinario. Lo único que quiero señalar es que es un mito lo de la ajenidad y lejanía del rito extraordinario.
Lo ajeno, lejano e incomprensible es el misterio que se celebra. Y cada uno se acerca y participa (en el rito ordinario o extraordinario) según su interés.
Ya hemos hablado aquí de liturgia y lo seguiremos haciendo.
Pero antes de adentrarnos en el tema del post, algunas alusiones concretas a las misas.
Los que me conocen saben, los que leen el blog intuyen y a los que no les cuento: no soy lefebvrista ni muchísimo menos. Valoro muchísimo a Mons. Lefebvre a quien considero, más allá de su concreto pifie, un verdadero hombre santo que supo luchar contra muchas miserias humanas de la Iglesia por un lado y con morbosos sedevacantistas por otro que lo hostigaban día y noche (y en definitiva generaron su desobediencia objetiva). Ahora, los lefebvristas son cosa muy distinta y, sin querer generalizar (porque, de verdad, no se puede), hay un aire que me resulta difícil de respirar.
No obstante ello debo decir que las dos misas "solemnes" a las que asistí no se parecían en nada, no se percibe ninguna continuidad y, hay que admitirlo, cuesta creer que estén "haciendo" lo mismo (no pasa lo mismo en las misas diarias donde el "show" no es tanto y se percibe claramente la línea litúrgica entre las dos). Aclaro que lo que las hace tan diferentes son más abusos y extralimitaciones que la liturgia misma pero, en definitiva, ellas son resultado de la elasticidad del rito. Pero bueno, para eso está la Fe y la Iglesia. Cristo se "anonadó" de su condición divina y sigue haciéndolo (o, mejor, lo siguen haciendo anonadarse los que juegan a su antojo con el misal).
Percibí también la importancia de la conservación de la misa por Lefebvre, la Fraternidad y todos los "eclesiadeisistas". Es decir, cuando uno asiste a las misas "motupropistas" de Buenos Aires (no así en otros lugares donde las celebran sacerdotes que nunca dejaron de hacerlo) se encuentra con cierta artificialidad del rito (aunque exista muy buena voluntad) por falta de conocimiento pero, en especial, por falta de connaturalidad con él. Los que siempre la celebraron y la conservan lo hacen con una belleza completamente diferente.
También es una pena que la Fraternidad celebre un rito distinto al que juraron (que incluía las modificaciones de Juan XXIII). Si bien hay algunas cuestiones y modificaciones de segunda importancia hay otras que eran necesarias. En ese sentido el segundo "confiteor" (que tenía un sentido específico con el catecumenado) me resulta ridículo, la conserva por la conserva.
Pero vamos al punto.
En la misa del domingo entendí (antes no podía comprenderlo por parte de un sacerdote, quizás porque conozco de chico el rito "tridentino") la incomprensión y la sensación de lejanía que esa Misa le generó a "Todo era bueno" (un blog que sigo siempre con interés aunque a veces con diferencias) en un post sobre "la misa tradicional" y sus comentarios.
Se trata, efectivamente, de algo lejano e inaccesible para alguien que se acerca sin preparación, para el curioso, para el novato, para el apático, etc. Pero ¿no resulta lejano e inaccesible a la razón que un Dios acepte anonadarse en un trozo de pan porque un hombre dijo ciertas palabras?
No niego que la Iglesia atravesara, desde antes del concilio, cierto distanciamiento de los fieles en varias cuestiones. Ahora, no creo que se trate sólo de una cuestión de rito (lo sustancial de la misa) y de apertura total.
El Misterio es Misterio y si lo quieren hacer entender lo único que logran es desentender a los demás.
El Misterio está ahí, siempre presente para quien se quiera acercar, y cada uno lo hace en la medida de sus posibilidades o intereses.
Eso me recordó a otro post, de otro blog (que también leo frecuentemente), de otro sacerdote donde unió (por un asunto pastoral) el tema religioso con el futbolístico.
Ese post me sirvió para pensar lo "litúrgico" del fútbol.
En los comentarios decía que, en ese rubro, me sorprendía el reemplazo medio burdo que se daba en mucha gente del antiguo domingo religioso por el domingo deportivo.
El domingo es el día del fútbol (o del automovilismo, vale igual o más). Toda la semana se espera el partido del domingo. Se discute quién y cómo jugarán. Se hacen declaraciones, se estudian formaciones, se escucha a "los doctores del fútbol", etc.
El domingo es "el día". Juntarse con la banda para ir al partido (el fútbol es algo comunitario) y se va, con banderas, gorros y otros estandartes, en procesión hasta el templo.
Una vez en la cancha todo es nervio y ansiedad hasta que aparece el sacerdote (perdón, el equipo) y la liturgia comienza.
Si el lector ha estado en una cancha de fútbol sabrá que (salvo las plateas más bajas) poco se distinguen los jugadores desde la tribuna. Ahora ¿es necesario? No, en absoluto. Todos saben quién es quién en cada rincón de la cancha, no necesitan que les indiquen la formación porque ya la conocen, saben incluso, la formación del equipo contrario. Es más, le conocen los problemas familiares a los 23 tipos que están en la cancha.
Pero hay más. Si miran cualquier partido verán que hay algunos pobres tipos que se pasan el partido debajo de una bandera sin ver nada u otros que se mantienen de espaldas al partido para incentivar el aliento. Es decir, no ven el partido pero están porque deben cumplir una función. No saben lo que pasa pero les cuentan, algo ocurre y ellos cumplen su función.
¿Y por qué todo esto? Porque verdaderamente les interesa. Porque el fútbol (y su equipo en particular) es la razón de su existencia. Porque el tiempo gira en función de esas dos horas. Porque para eso adoctrinan y le enseñan a sus niños, etc.
Lo mismo pasa con el Misterio. Al que le interesa se acerca y se acerca en la medida de su interés. Si se acercan a las misas según el rito extraordinario verán montones de gente que apenas saben leer con sus mantillas y misales. Verán a muchos con cara de serios que no entienden mucho que pasa pero saben "que algo está pasando". Verán a muchos que estudian latín para adentrarse un poco más en el misterio.
Por el contrario veo gente en mi parroquia que está tan familiarizada con todo que no le resulta extraordinario que su Dios esté presente en un pedazo de pan y un poco de vino.
No quiero absolutizar en un sentido ni en otro ni, mucho menos, pretendo denostar la liturgia del rito ordinario. Lo único que quiero señalar es que es un mito lo de la ajenidad y lejanía del rito extraordinario.
Lo ajeno, lejano e incomprensible es el misterio que se celebra. Y cada uno se acerca y participa (en el rito ordinario o extraordinario) según su interés.
Natalio
12 comentarios:
"Todo era bueno" contestó y replicó en su blog: http://todoerabueno.blogsome.com/2008/12/11/el-misterio-de-la-liturgia/
Contestando su post dejé allí un comentario.
Dado que puede servir para aclarar algunos puntos lo copio aquí también:
"Gracias por la referencia, la buena voluntad y la cordialidad.
Están claras las discrepancias, sólo tres aclaraciones:
Cuando hablo de Misterio hablo de lo que la Iglesia, la Liturgia, la Tradición han denominado “misterium fidei” o misterio de la Fe referido a la consagración (en el rito extraordinario “en” y en el ordinario “inmediatamente después”). Más allá de lo que diga el diccionario estoy hablando con términos de la Tradición de la Iglesia. Eso no se puede entender y no se puede explicar ni con palabras ni con ritos.
El latín y el griego no son lenguas “raras” ni mucho menos. Ni su sentido en la liturgia es que no se entienda. La realidad es que son los dos idiomas propios de la Iglesia. Esto lo recordaron, afirmaron y enfatizaron el Concilio primero y el actual Papa ahora. El concilio ordena que se mantenga el latín (mientras que da ciertas licencias para las lenguas vernáculas) mientras que el Papa viene recomendando una vuelta al latín (aunque no necesariamente en todas sus partes).
La comparación del rito tridentino con “celebraciones zaparrastrosas” obedece a que, en la práctica (por lo menos en mi ciudad), en la mayor parte de las celebraciones se abusa, se ingnora o se contraría el misal. La causa puede estar en la rigidez del rito tridentino y la “elasticidad” (que viene criticando el actual Papa) del Novus Ordo. Por supuesto que en las celebraciones correctas (por ej. los benedictinos de Jaúregui en mi país) las diferencias son mínimas (o no tan perceptibles)."
Respetos.
Natalio
Otra aclaración en "Todo era bueno":
Estimado:
La palabra Misterio era usada por la Igesia desde un tiempo bastante más antiguo del de la existencia del Diccionario de la RAE (de hecho la usaba directamente en griego μυστήριον y por eso mismo en latín se suele usar con Y griega).
Desde su origen indica dos cuestiones: algo oculto (se excluía del "Misterio" a los catecúmenos) y algo incomprensible para la razón y los sentidos.
Es el sentido puntual y específico de "misterium fidei".
Así lo enseña puntualmente el Catecismo Romano: "Las palabras misterio de la fe.....indican que es necesario creer firmemente lo que está oculto y no puede percibirse por los sentidos." (El nuevo catecismo lo utiliza en el mismo sentido, 2558, 50, etc.)
En el mismo sentido la utiliza Santoto : "se pone aquí misterio para mostrar que está oculto...." ( Suma 3,78, 3, ad. 5) y en el siguiente sigue "se dice "misterio de fe" refiriéndose al objeto de la fe, porque sólo por la fe se admite que la sangre de Cristo está realmente en el sacramento". (por otra parte es todo el sentido del Adorote Devote)
El punto 3 de Mysterium Fidei de Pablo VI sigue la misma línea y así podría seguir hasta el cansancio.
Con relación a la reforma litúrgica creo varias cosas y es muy amplio aunque, efectivamente, me parece que eran necesarios algunos retoques. De todos modos una cosa es lo que dijo el Concilio y otra, muy pero muy distinta, la misa que se termina celebrando en cualquier parroquia. Creo, al igual que el Papa, que son necesarios varios retoques al "novus ordo" tal cual quedó (y si el Papa lo dice a lo mejor indica que se equivocaron al aplicarlo....).
Respetos.
Natalio
Natalio:
Publique el comentario y me dí cuneta que carecía de muchas cosas, sobre todo de temperancia.
Mañana más tranquila lo vuelvo a publicar.
Cariños
Mary
Cuando quiera, estimada Mary.
Espero no ser yo el objeto de sus intemperancias.
Respetos.
Natalio
No Natilio por esta vez usted no ¡jeje! sino la inseguridad de este país.
Cariños
Mary
Hola, Natalio:
Quiero disculparme por mi descortesía: pasé por aquí (te sigo de modo regular), leí lo que dijiste, y lo comenté, PERO NO TE HABÍA DEJADO UN SALUdO.
Pues aquí está:
Aunque, como sabes, discrepo de algunas cosas que dices, me alegra que haya gente como tú intentando evangelizar la blogosfera.
Estimado Natalio, hoy visito por primera vez su blog y leí solamente el comentario sobre la liturgia Futbolera, en el que encuentro una muy buena intuición y muy bien expresada, tanto que me permitiré citarla y remitirme a su símil en el futuro.
Sólo una cosita quería aclararle. El segundo confíteor no tiene nada que ver con los catecúmenos y no es nada trivial. Usted notará que no estuvo nunca en el "Ordo Missae" propiamente dicho (en los Misales de fieles aparece allí por motivos prácticos)sino en las rúbricas que al inicio describen el rito. Dos puntos solamente le digo: 1º No es una mera "duplicación" del primer confiteor, pues este es propiamente el acto de preparación y purificación del Sacerdote y Ministros al ingresar al altar. Todos los ritos de Oriente y occidente, tienen esta preparación para la entrada al lugar sacro. Puede dar lugar a confusión el hecho de que las Misas llamadas "dialogadas" es dicho por los asistentes, pero esto es algo introducido a inicios del siglo XX y esto en la práctica, sin ninguna implicancia litúrgica ni teológica. 2º La comunión de los fieles del "Usus antiquior", es simplemente el rito de la comunión "fuera de Misa" introducido luego de la comunión del Sacerdote. Este Confiteor es el que corresponde propiamente a los fieles y está también presente (mutatis mutandis) en todos los ritos vigentes de la Iglesia que tienen una tradición ininterrumpida(en oriente y en occidente).
Aclaro que tampoco soy "Lefebrista" y tal vez por motivos semejantes a los suyos, no sé; pero me parece que no tiene sentido estar buscando las infidelidades a las rúbricas de esta gente y tragarse resignadamente las toneladas de incumplimientos de rúbricas, con implicancias negativas muchas veces pàra la fe y la piedad(lo que no se da en el caso del confiteor) que hallamos en las parroquias (y Monasterios, no idealicemos, no pensemos porque lo hacen sobriamente, hacen TODO lo prescrito, espíritu y letra).
Mucho gusto de haber venido y pienso volver.
Internauta
Gracias Internauta por su erudito comentario.
Siempre entendí que el segundo confiteor tenía sentido para quienes no estaban "comprendidos" en la primera parte. Parece que estaba equivocado, gracias, lo estudiaré.
Las cuestiones de los lefebvristas en la celebración las pasé como cierto dato que no me gusta. No se trata tanto de las cuestiones particulares cuanto del espíritu que los guía en muchos casos ("sí, nosotros juramos el rito de Juan XXIII pero el otro, como es más viejo, es mejor...").
Eso no implica que "me trague" los abusos litúrgicos de otros lugares. Los defectos litúrgicos lefes suelen no tener mayores repercusiones mientras que, por desgracia, en los abusos "progres" aparecen cosas que rayan la herejía. Igual, creo que existen quienes celebran con mucho respeto, cuidado y fidelidad el novus ordo. Más allá de algunos casos sueltos, la abadía de Jaúregui es muy prolija, miles cristi, el opus, etc (se imagina que tengo mis cuestiones con cada uno pero admito sus puntos).
En cualquier caso, sea ud. bienvenido junto con sus comentarios y aclaraciones.
REspetos.
Natalio
Gracias "todoerabueno".
No eran necesarias las disculpas.
Yo también lo sigo siempre (hermoso post el de la "limosna verbal").
Es un verdadero gusto el cruce.
Respetos.
Natalio
Lamentablemente sí son ciertas esas "distancias" entre forma ordinaria y extraordinaria de nuestro Rito Romano; y si un fiel no está debidamente instruído, no sabrá entender el porqué, ni podrá identificar adecuadamente el rito. Afortunadamente, el Motu Proprio Summ.Pont. de Benedicto XVI ha sido providencial, en cuanto restablece y reconoce sin ambages.
Lo grave es que esas "distancias" han ocurrido en 40 traumáticos 40 años. Duele ver la "lejanía" de la mayoría de los católicos con formas litúrgicas que eran universales hasta el 1970 y procedían de la más remota Iglesia. Las novedades han sido muchas, lesivas, innecesarias muchas de ellas, y abusivas en cuanto que han desbordado la intención del Vat.II. La alarma de los Pontífices y otros responsables de la Jerarquía ha sido justa y proporcional a la gravedad; lo que le quepa a Mons.Lefevbre en todo esto, Dios lo sabe, pero parece obvio que las cosas no estarían en este proceso de "recuperación" y "autocrítica" sin la acción decidida de los de la FSSPX.
Resumiendo: La "Misa Tridentina" es una necesidad para la Iglesia Católica y su "identidad"; pero la renovación litúrgica del Vat.II entiendo que - hoy por hoy - parece ser irreversible. Y los excesos y abusos que han derivado de ella, o se terminan, o reducirán la liturgia de la Iglesia a una extraña celebración sin valor ni efecto (excepto los daños que causan en la conciencia de fe y la piedad de los fieles).
'
Estimado Natalio,
gracias por tomarse el trabajo de explicarme su posición, ahora creo que lo entiendo mejor.
En cuanto a lo que dice del 2º Confiteor, estaba ud en lo cierto si "quienes no estaban "comprendidos" en la primera parte" eran los fieles en contraposición a los ministros, pero no si es con respecto a los catecúmenos. Además que no debe entender "Misa de los Catecúmenos" en el sentido de "Misa en la que están sólo los catecúmenos" y "Misa de los fieles" como la Misa "a la que vienen los fieles". No hay que confundirse por la palabra "Misa" que antiguamente no significaba lo que ahora. La terminología proviene de "mitto" es decir "enviar", (por ejemplo en un texto muy antiguo se dice que el emperador da la "missa" a sus oficiales para que vayan cada uno a su casa) entonces sería mas bien la "despedida" de los catecúmenos (que debían salir en ese momento del templo), Los fieles estaban desde el principio al fin, y recién ahi venía su "despedida" o "missa".
Gracias por su hospitalidad y buena acogida.
Internauta
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